Se tragaron el camello

Se tragaron el camello

Claudio Acosta.

¿Conoce usted la  expresión, atribuida a Jesús, “colar el mosquito y tragarse el camello”? Pues eso fue mas o menos lo que les ocurrió, salvando las  bíblicas distancias y   haciendo algunos ajustes de interpretación, a los organismos de seguridad del Estado, muy activos y vigilantes en estos agitados días electorales. Tan activos y vigilantes han estado que fueron  capaces de anticipar, tal y como publicó el pasado martes El Nacional, que “grupos de presión de la oposición” preparan el montaje de   una serie de protestas contra la Junta Central Electoral (JCE),  protestas que esos mismos organismos de seguridad consideran  en capacidad de  “perturbar el proceso y crear ruidos preocupantes para la paz y el derecho de los ciudadanos a ejercer el derecho al voto”. ¿Un encendido de velas o una cadena humana frente a la JCE pueden perturbar todo un  proceso electoral o representar una amenaza al derecho de los ciudadanos a votar el próximo 15 de mayo? ¡Por favor! Está claro que esos organismos  de seguridad, o quien maliciosamente filtró la información  al vespertino, está exagerando la nota, un exceso que pone en evidencia, de manera preocupante, que a estas alturas del juego hay gente que todavía no entiende cuáles son las reglas básicas de la democracia, donde la disensión  y  la protesta pacífica constituyen  derechos inalienables de los ciudadanos. Llama la atención, sin embargo, que esos mismos organismos  de seguridad que se mostraron tan eficientes en el caliesaje de las protestas   que preparan  los “grupos de presión de la oposición” fueron sorprendidos  por los cuatro vuelos rasantes   que sobre el Palacio Nacional  realizó  una avioneta pilotada por el exgeneral piloto Percival Peña, candidato a senador del Partido Unidad Nacional (PUN), sobre el cual no arrojó “otra cosa” (sí, eso mismo que está usted pensando)  porque no la encontró  del tamaño adecuado para ese tipo de aeronave.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas