¿Se unificará la isla?

¿Se unificará la isla?

Las tropas norteamericanas por un lado y las francesas por el otro se adueñan del territorio total de Haití. La conjunción de estos factores determinados por las fuerzas extranjeras radicadas en el territorio haitiano determinan un incierto destino en la nación que comparte la isla con nosotros.

El ex-mandatario Aristide no cuenta para nada en el desenvolvimiento político de aquel país. Es un desterrado y maniatado por fuerzas superiores que no tiene pito ni tiene flauta, por lo que todos sus argumentos defensivos caen en el vacío.

Es posible que en la retorta de las intenciones ocultas se esté cociendo el propósito de unificar la isla en un solo estado. Así cualquier intención de girar a la extrema izquierda el pueblo haitiano, le tenderían un amarre militar conjunto.

Para los dominicanos este acontecer nos privaría de nuestra nacionalidad adquirida a costa de mucho esfuerzo y de mucha sangre; se tornaría en un terrible golpe para las instituciones establecidas. En cambio, para Haití sería la realización estupenda del sueño dorado que han alimentado por años de trasladar su población a la parte Este de la isla. Solucionarían de manera fácil sus graves problemas de hambre, enfermedad y miseria arrolladora que actualmente viven en condiciones sociales increíbles.

En el año de 1987 el ministro de Trabajo y Bienestar Social de Haití expuso «la responsabilidad de considerar esta isla como una sola patria».

De haberse hecho realidad esa intención ya estaríamos los dominicanos hablando patois y arropados por una cultura más firme que la nuestra.

A nadie puede escapársele que Haití, con todo su atraso económico, tiene una cultura sólida en sus circunstancias específicas. Mientras nosotros no hemos llegado a un punto de unificación. Haití si lo está en su vudú aferrado a la generalidad de la población y con una raza más pura que proviene, principalmente, de la inmigración esclava africana que se utilizó en las plantaciones cañeras y que a sangre y fuego desterró al colono francés para quedarse con el dominio absoluto de su territorio.

Los dominicanos somos una mezcla indefinida de negro, blanco, mulato y otras variantes raciales con una ínfima descendencia de indios, cuyos últimos residuos humanos quedaron sepultados en Boyá y en Azua. Además, estamos ideológicamente en dispersión.

De esta suerte crear un solo estado o mejor dicho una sola colonia, sería la apertura ideal que siempre han soñado los haitianos para hacer de esta isla «la única e indivisible».

Los haitianos en unos 26,835 kilómetros cuadrados de territorio alcanzan una población de más de 8 millones. Los dominicanos tenemos 48,308 kilómetros cuadrado y una población también de unos 8 millones de habitantes.

La mayoría del territorio de Haití es montañoso, estéril, con escasos valles fértiles para sembradíos. Por supuesto estas áreas de producción no están capacitadas para la alimentación debida de tan numerosos habitantes.

De ahí es que apretados por la miseria y la estrechez territorial, se desplacen hacia nuestro suelo en busca de una vida mejor.

Estas actividades que pretenden realizar los norteamericanos y los franceses, sería brindarle en bandeja de plata la oportunidad de realizar los haitianos «la única e indivisible» proclamada desde hace tiempo por sus libertadores Toussaint, Dessalines y otros que aún persisten en la enseñanza escolar bajo el amparo de la teoría inteligentemente elaborada por el gran historiador haitiano Jean Price-Mars para la unificación determinativa insular.

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