Desde hace buen tiempo, nuestras autoridades juegan con la soberanía nacional por la permisibilidad con que se tratan acciones de haitianos en nuestra contra. Hechos van, hechos vienen, en los que nacionales haitianos denigran y violentan el suelo patrio, y las autoridades dominicanas, bien gracias.
El último hecho fue necesario que el ministro de Defensa, teniente general Rubén Darío Paulino Sem, se apersonara a la comunidad fronteriza Los Rieles de Copey, Manzanillo, provincia de Monte Cristi.
Allí fue asesinado el capitán del Ejército Nelson Manuel Belliard Felipe, de 48 años; mientras que el sargento Jeremías Mateo Espinal resultó gravemente herido, cuando fueron atacados por un grupo de haitianos que se escondían en los montes de esa zona fronteriza, con el objetivo de penetrar clandestinamente al territorio dominicano.
Se dice que los militares dominicanos forcejearon con el grupo de haitianos, quienes trataron o despojar a los guardias criollos de un fusil M-16.
¡Basta ya! No debemos seguir soportando agresiones de nacionales haitianos, que creen el territorio dominicano les pertenece.
La presencia haitiana en nuestro país es una provocación, y ya, sobrepasa los límites. Las autoridades dominicanas tienen que tomar medidas serias y responsables con esta situación. ¿O es que van a seguir jugando con nuestra soberanía?
De todos es conocido cómo piensan los haitianos sobre el territorio nacional. El artículo 40 de la Constitución haitiana vigente dice: “La isla de Haití, antes llamada Santo Domingo con las islas adyacentes que de ella dependen, forman el territorio de la República”.
Mientras que el Artículo 41 manifiesta: “La República de Haití es una e indivisible, su territorio se divide en departamentos; Departamento Sur, Oeste, Artibonito y del Norte”, en abierta referencia al Cibao. “Más claro ni el agua”. Diría un comentarista por ahí.