¡Se van! Sigue éxodo, a pesar de las trabas, cerrojos y xenofobia

¡Se van! Sigue éxodo, a pesar de las trabas, cerrojos y  xenofobia

En yola o en avión, ¡se van! A contrapelo del crecimiento económico, la emigración dominicana al exterior no cesa, medio país quiere irse, y se van o contemplan marcharse. Legal o ilegalmente, el éxodo se mantiene, buscando nuevas rutas, otros destinos. ¡Se van!, a pesar del rechazo a trabajadores de baja calificación, el endurecimiento de las políticas migratorias en Estados Unidos y Europa, aunque la xenofobia les tire la puerta a la cara.
No importan las amenazas ni la crisis económica en Puerto Rico y otros países, ¡se van! burlando las barreras, aumentando la presencia de indocumentados que a menudo deportan, siendo la migración irregular la primera causa de repatriación desde los EU.
Jóvenes y adultos, hombres y mujeres empacan sus sueños y ¡se van! Atraviesan desiertos, veredas infernales, cruzan ríos hasta escabullirse en un país que no sea República Dominicana, de donde huyen de la pobreza, la delincuencia e inseguridad.
Con permisos de trabajo o a probar suerte, en forma temporal o permanente emigran personas de clase media y baja por la asfixia económica, la corrupta conducción del Estado. Otra fuerza motivadora es el deseo de pertenecer a una sociedad con todos los grados de deberes y derechos.
Si bien las restricciones impiden flujos masivos como antes ocurría, tal es la desesperación que no cesa la emigración a islas caribeñas, los viajes en yola hacia Puerto Rico, adonde llegaron tras el huracán María para incorporarse a trabajos de construcción o a la agricultura, que aquí desechan por los bajos salarios.
Y es tal la determinación de irse, que dominicanos llegaron a colarse entre personas que hace unos meses acampaban en una vía pública de París, y hasta en las filas de sirios que en 2016 intentaban llegar a Europa a través de Grecia.
Emigran a EU, España, Italia, Suiza, Canada, Chile, Antigua, San Martin, a lugares cercanos o a remotos confines del orbe. Un éxodo forzado que aunque reporta remesas en dólares que alivian las fatigas de la sobrevivencia y apuntalan la macroeconomía, tiene impactos nocivos: desintegración familiar, exclusión, deportación, parasitismo.

Las mismas causas. Las motivaciones de la emigración, esencialmente económicas, no han desaparecido: Desigualdad, pobreza, falta de movilidad social.
Persisten desde que cayeron los barrotes de la tiranía trujillista. Nuevos emigrantes siguieron el peregrinar de los que emigraron al pasar RD del aislamiento a la transnacionalización, de los expulsados por la crisis económica de 2004 y quienes les sucedieron de 2005 a 2019, en medio del pregón de que RD tiene la economía más floreciente de la región.
Según el Instituto Nacional de Migración (INM), hacia 1950 residían en el exterior 10,219 personas de origen dominicano. La Encuesta Demográfica y de Salud (Endesa 91) lo cuantificó por primera vez en 507,000 personas para 1990, cifra muy inferior a la real por el auge de flujos ilegales.
Alcanzó la cúspide en los años 90, duplicándose el saldo migratorio de 221,552 a 520,151. Para 2017 el INM cifró en 2,245,466.
Impacto cultural. Las repercusiones de este fenómeno multidimensional y multicausal trascienden la dimensión económica, al generar notables cambios culturales, influenciados por sociedades avanzadas, sobre todo la norteamericana, transformando la cultura y los valores.
El éxodo ha tenido gran incidencia en los patrones de pensamiento y conductuales, expectativas de consumo y estilos de vida. La dinámica emigratoria sigue generando redes de relaciones sociales, flujos circulares, constituyendo la diáspora una comunidad de referencia. Antes retornaban con asiduidad. De los emigrantes de 1965 a 1969 regresaba 69.3%, la proporción bajó y para 1990 era 17.3%, según Endesa 91. Esto denota más estabilidad y asimilación de la cultura del país que habitan.
Contrario a los primeros emigrantes que se iban con el propósito de volver, construir una vivienda y vivir tranquilos en su país, últimamente retornan menos, hay casos en que vienen y regresan espantados por la delincuencia.
Sin romper nexos con RD, la mayoría aspira a obtener la residencia, otros la nacionalidad del país receptor, la reunificación familiar, proceso que en un año, como 2016, permitió emigrar a EU 78,208 criollos.

La diáspora. La comunidad dominicana en el extranjero, concentrada principalmente en los EU y España, muestra un nuevo perfil, indicadores de mejoría en su nivel de vida, ganando prestigio aquí y en el exterior al demostrar su importancia en la economía y la política.
Su solidaridad se expresa en el envío de dinero, mercancías y otros bienes a parientes en el país. De EU y España procede más del 80% de las remeses, con un total incrementado de US$4,351 millones en 2016 a US$6,494 millones en el 2018, un 8% del PIB.
La diáspora ganó respeto por su dedicación al trabajo y al estudio, la formación universitaria de hijos e hijas nacidos en el exterior. En Nueva York y otros estados residen dueños de restaurantes, bodegas, salones de belleza, compañías de taxis, diversos negocios, aunque aún están en desventaja ante otras minorías. No menos del 25% sigue en pobreza.
Los EU conserva la primacía, los inmigrantes dominicanos y descendientes son el quinto grupo hispano mayor en su territorio. De 12,000 en 1960 pasaron a 169,000 en 1980, duplicándose en 1990 y nueva vez en 2010. Al 2007 eran 1,208,060 y en 2017 2,081,419, según el censo estadounidense de ese año. Un 3.6% de los 58 millones de latinos en EU.
En España, segundo destino, la migración se feminiza con miles de dominicanas ocupadas sobre todo en labores domésticas. En tercer lugar, Puerto Rico, con una alta alta tasa de subregistro por la ilegalidad, que crece obviando cuanto eso implica en estigmatización, en vulnerabilidad.
¡Se van!, pese a la discriminación, las vejaciones, el reforzado acecho de la guardia costera estadounidense, el éxodo crece, y bien para quedarse o en tránsito hacia los EU. ¡Se van!

 

LAS CLAVES

1. Prevención
Las restricciones a la migración en EU, las presiones y amenazas de su presidente, Donald Trump, ameritan prevención en RD, país sin una estrategia para ofrecer asistencia legal y protección a los dominicanos y dominicanas pasibles de ser deportados. Y prever, además, el impacto de una reducción de remesas ante una eventual deportación masiva por más rígidas políticas migratorias en EU, dado el déficit de empleos en RD.

2. Nueva amenaza
El presidente de EU amenaza con otras medidas que perjudicarían a los dominicanos, como su proyecto para eliminar viajes legales para residir legalmente a EU a través de programas de reunificación familiar, el cual utiliza 80% de la migración legal dominicana que viaja a EU para obtener las “tarjetas verdes”. Trump quiere sustituir ese mecanismo por uno de méritos que reflejen el nivel de educación y destreza de los solicitantes.

3. Trabajadores agrícolas
Los inmigrantes dedicados a la agricultura, oficio con alto predominio en Puerto Rico entre dominicanos en condición legal o ilegal, encuentran en Canadá grandes oportunidades de laborar en ese país, el que actualmente mantiene ofertas para el trabajo rural en diferentes localidades. Mientras, esa mano de obra agrícola se repliega en forma temporal o permanente en los EU por las continuas amenazas de deportación.

4. Métodos alternativos
La política de línea dura deTrump, hacia la inmigración ilegal preocupa a productores agrícolas de ese país que exploran métodos alternativos para sus cosechas en California, Washington y otros estados. Temen quedar sin recolectores, y aspiran sustituir trabajadores con robots. Parte de ellos adquirieron maquinaria para reducir la dependencia de mano de obra, otros presionan a políticos para que impulsen medidas inmigratorias que no los priven de agricultores que necesitan. La entidad Trabajadores Agrícolas Unidos planteó que la mecanización de cosechas dejaría a muchos cesantes en Washington, la mitad son ilegales y van durante las cosechas

5. Automatización
Robots recolectores de frutas asoman como posible solución para ese sector, temeroso de deportaciones masivas de inmigrantes ilegales. Los productores de frutas, que demandan abundante mano de obra y en gran medida dependen de inmigrantes, serían muy afectados si Trump cumple su promesa de deportar en masa a los extranjeros sin permiso de residencia. Por eso, siguen con atención el trabajo de empresas que intentan construir robots capaces de recoger frutos, como la FRobotics, de Israel, y la Abundant Robotics, de California, que esperan sacar al mercado recolectores mecánicos en un par de años.

 

Alerta ante robotización y el empleo
La inteligencia artificial, una tendencia que reduciría la demanda de inmigrantes en labores agrícolas e industriales, se abre camino en EU, China, Europa y otras naciones.
Los robots industriales aumentarán en casi 300% en los EU en menos de una década, vaticinó el Instituto de Investigación (ABI) de ese país. Entretanto, el Buró Nacional de Investigaciones Económicas estimó que por cada robot industrial introducido en la estructura laboral, se eliminan seis empleos.
Después de la industria del automóvil, un sector fuerte en ese proceso es el farmacéutico, con robots para operaciones tóxicas. La industria petrolera de EU estima que reducirán en tres años el personal en cada pozo de 20 a 5 trabajadores y pequeños hoteles tendrán una recepción totalmente automatizada.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) advirtió la contracción de empleos poco calificados de la revolución de los robots en América Latina, Asia y África: “Su uso creciente reduce la proporción del trabajo humano en los costos de producción. Los efectos negativos para los países en desarrollo podrían ser significativos”. En su informe de dividendos digitales de 2016, el Banco Mundial planteó que la sustitución por robots de ese tipo de trabajadores cubriría dos tercios del trabajo.

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