Cuando, de muchachos, jugábamos con el trompo, se utilizaba un pedazo de hilo de “gangorra” que se envolvía desde la punta metálica del juguete, hasta una altura conveniente, para hacerlo bailar. La punta iba colocada al centro de la parte inferior del trompo.
Éste se lanzaba sobre el pavimento. Y era un deleite verlo dando vueltas y vueltas.
Si la operación no resultó correcta, el bailarín quedaba sujetado al hilo y se devolvía sobre el frustrado lanzador, apuntando hacia el cuerpo del fallido ejecutante. Tal respuesta la llamábamos “cuerda en boca”.
Pero si el proceso resultaba exitoso, hacíamos llegar la pieza a la palma de la mano. ¿Cómo se lograba? Se acercaba la mano derecha (era lo usual) muy cerca del trompo, y entre los dedos índice y mayor y se cumplía la acción.
Nos asegurábamos que el instrumento estaba en su tiempo y pasábamos a la segunda etapa del enfrentamiento: golpear con la cabeza del juguete un botón (de ropa) colocado en una raya inicial o de salida, para tratar de que la pieza se moviera más allá de la otra raya, lo que significaba que el ejecutante había ganado esa pieza.
También se utilizaban monedas, generalmente del valor mínimo de un centavo, que originalmente era una pieza amarilla, el céntimo de un “dollar” (norteamericano), y más adelante, con la ”palmita” del partido Dominicano de Trujillo.
Del trompo en condiciones decíamos que estaba /seíta/, derivación de seda; suave. Contrariamente, si brincaba, decíamos que estaba /carreta/.
Unos golpecitos a la pieza metálica o puya, soporte del baile, le dábamos sobre el borde de la acera, lo que tendía a mejorar los giros del bailecito.
El trompo que estaba en punto para golpear el adminículo seleccionado en la porfía, debía estar /seíta/. No recuerdo que alguno de los muchachos pronunciara / sedita/, derivación de /seda/. Quizás dijimos: Ya está /sea/, por aproximación léxico-filológica.
CEA con /C/ es otra cosa: una sigla para identificar Consejo Estatal del Azúcar: Menos pronunciación y menor escritura; muy útil en los casos de discursos, informes, rendición de cuentas oral o escrita.
Hay una forma de conjugación y el empleo de construcción binaria para indicar el tiempo de la acción y, además, la persona gramatical en que se expresa el núcleo oracional (sujeto), que está tácito: (El) Será recibido por el Presidente de la República en el Palacio Nacional”.
El verbo /ser/ sirve para marcar el tiempo futuro en el predicado, término en que se ejecutará la acción de recibir a alguien.
Otro ejemplo: El artefacto /fue lanzado/ al vacío desde la colina.
Se pueden dar casos de términos aproximados morfológicamente.
En el siguiente caso el redactor se confunde y confunde al perceptor:
“Al parecer, el presidente de la República, o no /sea/ percatado del engaño de o […] se hace oídos sordos…”
Esta no es forma pertinente; para el caso no procede el sintagma /no sea percatado/, sino la construcción no /haberse/ /percatado/, con el verbo auxiliar haber, el pronombre personal complementario /se/ de tercera persona, fuera de la fórmula verbal, pero necesario para el mejor entendimiento. Luego el participio percatado: “… no se /ha/ percatado”, es la forma correcta del enlace, con cada término colocado convenientemente.
(Diario Hoy: “Ministro de Educación y sus discursos engañosos”, 20 de diciembre del 2014, p. 9A).