Sea un buen anfitrión y haga de su fiesta una ocasión  memorable

<STRONG>Sea un buen anfitrión y haga de su fiesta una ocasión  memorable</STRONG>

De las atenciones y diligencia con que se desenvuelva el anfitrión depende el éxito o no de una fiesta. Y no basta con que la comida esté bien preparada y servida a tiempo. No es suficiente con colocar mucha música y “entretener” al invitado. Hay pequeños detalles que hacen la diferencia y tienden a ser olvidados cuando se ofrece una fiesta en casa.

Digamos que ya ideó una cena especial en casa y está comunicándoselo informalmente a sus amigos o familiares más cercanos. Pero, ¿ya está segura de la cantidad de invitados que quiere o puede recibir? Créalo, su fiesta puede terminar en un verdadero fiasco por no tener claro un detalle como este.

Puede que para usted una buena fiesta de Navidad, ya que estamos en la ocasión, sea escuchar perico ripiao y degustar un sancocho, pero ¿qué tal si sus invitados no piensan lo mismo? He aquí, entonces, otro detalle a tomar en cuenta. Tanto el menú como la música con que ambientará la velada deben satisfacer de alguna u otra forma a sus invitados, que finalmente son los que deben quedar bien impresionados. No olvide asegurarse de que nada de lo que servirá provoque alergia a algún comensal.

La vajilla. Lo ideal es que elija una vajilla elegante. El plástico no es lo más refinado, pero si opta por esta alternativa elija platos delicados. Ya sea que elija una u otra, procure que sean suficientes, ¡que no le falten platos ni cubiertos a la hora de servir!

¿Bufé o camareros? Si es una cena íntima, en la que los invitados se conocen y `se tienen confianza, puede optar por el autoservicio. De lo contrario, el servicio personalizado a cada comensal es lo más recomendable.  Con niños y ancianos se debe tener  la deferencia de  servirles.

No sirva muy tarde. En cada hogar tienen costumbres y circunstancias distintas, que determinarán la hora en que cenarán. Sin embargo, se estila que una cena formal comience a partir de las ocho de la noche, sin pasar de las nueve. Así habrá tiempo suficiente para que se tenga una buena digestión y poder servir los dulces y licores que van después del plato fuerte.

El baño. Es una parte de su hogar que muchos querrán visitar, y no necesariamente por placer. Ahórrele trabajo a los invitados, indicándoles dónde está. Deje la puerta semiabierta y la luz encendida.

Todo a tiempo. Quizás ya no sea tiempo de aplicarlo para las fiestas navideñas de este año, pero puede ponerlo en práctica para cualquier otra ocasión: si la fiesta es “de traje” y cada invitado debe llevar algo, avísele por lo menos con un mes de anticipación qué plato y en qué cantidad debe llevar.

Niños. Si es posible, haga un espacio especial para ellos. Les encantará y evitará complicaciones en la mesa con los adultos.

¿Y yo?

Su imagen cuenta

La mesa debe estar espléndida, con todo armoniosamente dispuesto… ¡y usted también! Su atuendo y peinado debe estar acorde a la importancia del evento. Organice todo con tiempo para que no lo vaya a pillar un invitado con el delantal puesto o unos cuantos pinchos en el pelo. Ya con todo listo, no olvide adornarse con su mejor sonrisa para esperar a los invitados, a quienes no deberá dejar solos en ningún momento. El cliché de “están en su casa” para luego abandonar a los invitados a su suerte es de muy mal gusto.

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