Seamos  aguerridos

Seamos  aguerridos

Diagnosticar un mal es, de por sí, una forma de empezar a solucionarlo. En reiteradas oportunidades el Presidente Leonel Fernández ha hecho diagnósticos sobre las deficiencias de la educación. La más reciente de estas referencias la hizo el lunes desde la escuela Colombia, durante el acto de inicio formal del año escolar.

A nuestro juicio, lo que más abunda son diagnósticos sobre las deficiencias y limitaciones de la educación, sus carencias en materia de infraestructura y calidad.

Sin embargo, no ha habido una respuesta acorde con la magnitud de las necesidades que, por cierto, a veces carecen de justificación. No hemos sido lo suficientemente pujantes en términos de inversión para mejorar la infraestructura escolar y la calidad de la enseñanza. 

-II-

Todos los diagnósticos concluyen en que se requiere invertir para mejorar el aspecto curricular de los docentes, de manera que puedan emprender las actualizaciones que requiere la enseñanza.

Hay estudios abundantes que concluyen en que la mayoría de los bachilleres provenientes del sector público llegan a las universidades con lagunas injustificables.

Se ha diagnosticado que aparte de que en nuestros planteles se imparte un número insuficiente de horas, los índices de aprovechamiento son demasiado bajos.

Si tomamos en cuenta que este año se inscribieron 1,958,827 estudiantes en las escuelas públicas y 573,143 en los colegios privados, tenemos que llegar a la conclusión de que el problema de las deficiencias es muy grave y requiere solución.

Todos estos diagnósticos reclaman del Gobierno políticas más agresivas en materia de inversión para mejorar la calidad de la enseñanza y los índices de aprovechamiento.

 -III-

El Presidente Leonel Fernández es un convencido de que el conocimiento es la mejor herramienta para generar progreso y bienestar. El conocimiento es el resultado de la relación enseñanza/aprendizaje.

Una enseñanza con limitaciones, deficiente, solo puede garantizar un conocimiento limitado y pobre. La inversión en la calidad de la enseñanza garantiza mejor y mayor acceso al conocimiento, y por vía de éste al bienestar y el progreso.

Lo que parece prudente en estos momentos es que se diseñe una estrategia para erradicar las deficiencias de la enseñanza, lo que supone mayor inversión en capacitación y actualización de docentes, así como en infraestructura escolar. Hay que atacar en sus raíces el bajo índice de aprovechamiento en las escuelas y el porcentaje relativamente alto de deserción escolar. En fin, hay que ser más aguerridos en esta materia.

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