«Searching for The Sugar Man»

<P><STRONG>«Searching for The Sugar Man»</STRONG></P>

El documental “Searching for the Sugar Man”(2012) dirigido por Malik Bendjelloul, deja a uno con una sonrisa que va desde la primera hebra de cabello hasta el dedo chiquito del pie, dejándonos la delicia en el alma de que vale la pena seguir nuestro corazón.  

Este Documental ha sido nominado prácticamente en todos los Premios importantes este año: Bafta, Critics’ Choice Movie Awards, Writers Guild of America, Producers Guild Of America, en fin todos, y en todos ha ganado. Ahora este próximo Domingo 24 va por el Oscar. Que tiene este Documental?, pues tiene algo difícil de encontrar: Humildad.

 Es la historia de un misterioso hombre, músico, compositor, intérprete llamado Rodríguez, de origen mexicano, ha pasado casi toda su vida viviendo en Detroit. En la década de los 70 graba dos discos que nunca llegaron a conocerse, no hubo ningún hit y mucho menos fama, giras o fans al menos no en EU.

Pero por alguna extraña razón la música de Rodríguez llega al otro lado del mundo. Llega a una Sudáfrica divida por un “Apartheid” : segregación racial, opresión, discriminación, violencia, y la mutilación de cualquier expresión de rebeldía, en medio de todo eso, la música de Rodríguez  conectó con esta juventud devastada, confundida y atropellada, y ese noviazgo entre Rodríguez y el pueblo Sudafricano dura hasta hoy.

Y mientras Rodríguez con más de 60 años trabaja en una constructora y vive humildemente en la misma casa desde hace 40 años, en Detroit, llena Estadios Olímpicos en Sudáfrica, conciertos repletos con más de 100 mil personas que hoy en el siglo 21 gritan las canciones de Rodríguez, que en los 70 fueron censuradas.

Es un documental donde un hombre alejado completamente del mundo de la música, desconocido  total en EU, 30 años  después llena conciertos por más 5 noches consecutivas, regala autógrafos, abraza Sudafricanos tatuados con la portada de su disco, está en Itunes, y ahora es conocido mundialmente por este documental que lo ha Ganado todo, narrando sencillamente su vida.

La vida de un hombre talentoso que compartió su amor por la música, creando piezas maravillosas, cantando entre bares y fiestas, siguió su corazón. Quema las naves de los sueños y se adapta para poder criar a sus hijas, y mantenerse.

Tiempo después la vida se encarga de reconciliarlo con su gran amor, la música. Rodríguez nunca fue a Sudáfrica antes, porque nunca supo que allá era tan famoso, como Elvis Presley o Michael Jackson, y de hecho en Sudáfrica también pensaron que al igual que estás leyendas de la música, él también estaba muerto, y fue la insistencia de dos jóvenes que se lanzan a la cruzada de encontrar al vetado «Rodríguez», necesitaban descifrar el misterio alrededor de este hombre que con su música y letras marcó su juventud, resultado dan con una de sus hijas, y lo que sigue es, demasiado, toca ver esta joya de documental.

Creo que el mundo necesita estos ejemplos de vida. Personas que han descubierto lo que aman y lo hacen sólo porque aman hacerlo, no por una búsqueda constante de reconocimiento y protagonismo, sobretodo en siglo 21 que se ha caracterizado por esta agotadora persecución de “followers”, “views”, “likes”,  “comments” “trendingtopic”… en fin que más que tomarlo literal, es un tema mucho más profundo y serio.

Todos demandamos y queremos llamar la atención, en un mundo interconectado, donde  hoy en día todo el mundo tiene audiencia y público, y se hace cualquier cosa por fama, y olvidamos que cada uno de nosotros deberá vivir con las consecuencias de las decisiones que toma, nosotros no nuestros “followers” por eso “Searching for the Sugar Man” me encantó porque si hay algo que me maravilla y respeto en un ser humano es la humildad, esa humildad donde vivir una vida honesta es más que suficiente, donde dar lo mejor de nosotros bajo el valor de hacer algo que amamos profundamente, está por encima de cuánto reconocimiento recibimos.

Rodríguez sigue Detroit con un corazón lleno de gratitud por el regalo de la vida, de volver a cantar, compartir su canto.

¡NAMASTE!

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