POR BINGENE ARMENTEROS
El viaje del aeropuerto de SEA-T hasta la ciudad de Seattle, Washington, no es largo y va acompañado por la emoción de conocer una de las ciudades nombradas de las más bellas de los Estados Unidos. Localizada en la bahía Elliot, rodeada por la cordillera Cascade y con vista al imponente volcán Mount Rainier de 14,410 pies, me sentía como una niña que va a un parque de atracción desesperada por ver de lo que antes había sólo visto en fotografías.

No se veía la ciudad, ni las montañas, ni la bahía en el camino, sólo las densas nubes, grises amenazadoras de grandes y torrentosas tormentas. Nubes que le dan la fama a la ciudad, nubes causantes del dicho «En Seattle siempre llueve.» La realidad es que no siempre llueve pero rara vez los rayos del sol penetran las nubes oscuras que rodean la ciudad.

Al acercarme a la ciudad se comenzaron a ver las siluetas de sus rascacielos y su famoso edificio el Space Needle o la Aguja del Espacio que fue construido en 1961 para la feria Mundial. Continuando el viaje por fin llegué a la gran ciudad. Gris. Grises los edificios que reflejaban el clima, grises las montañas con sus cimas escondidas y gris la bahía cuyo mar reflejaba el tono del cielo. Pero a pesar de los rayos del sol que no le dan esplendor a la ciudad como la claridad y luz que tenemos en nuestra isla y nuestras ciudades,Seattle tiene una magia sublime.

Hogar de compañías como Boeing, Microsoft, Starbucks, Cosco, Amazon y otras empresas, también es hogar del millonario Bill Gates que junto a sus compañeros afluentes invierten dinero en Seattle; así convirtiéndola en una de las ciudades más seguras de los Estados Unidos. Igualmente como Seattle es hogar de empresas multimillonarias ésta también es la ciudad donde nació el Rock and Roll, donde festivales de jazz son comunes y la música en vivo es parte de la vida nocturna.

La comida también es excelente, su mercado de la calle Pike, tan popular para los locales y los turistas vende frutas frescas, pescados frescos particularmente el salmón y los cangrejos de Alaska, flores, frutas secas, entre otros.

Tan impresionante como la ciudad y lo que esta ofrece son sus alrededores. Las montañas ofrecen un sinnúmero de actividades para los aventureros como para los más tranquilos. El ciclismo y los paseos en la naturaleza son muy populares, como también las actividades acuáticas. El océano, los lagos y los ríos que rodean la ciudad son ricos en peces. En ellos se ven salmones, focas marinas, aves, ballenas, delfines entre otros.

Y así una mezcla de la naturaleza junto con la historia, las empresas, la cultura, hacen que Seattle sea un oasis de la cordillera Cascade.