WASHINGTON (AP).– El secretario de Justicia Alberto Gonzales reconoció ayer, martes, que se cometieron errores en la destitución de varios fiscales federales y aceptó responsabilidad por el hecho, pero se negó a presentar su renuncia.

En una conferencia de prensa en su despacho, el secretario prometió averiguar por qué no se le dijo al Congreso que la Casa Blanca estaba involucrada en la decisión sobre quién sería destituido y cuándo.

Sin embargo, insistió en que las destituciones se ajustaban a la ley.  «Reafirmo mi decisión y considero que fue la decisión correcta’’, declaró Gonzales.

La controversia surge en medio de denuncias de que los fiscales fueron destituidos por razones políticas. Algunos de los despedidos sostienen que fueron presionados por poderosos republicanos en sus estados para que apresurasen investigaciones sobre el potencial de fraude electoral por parte de demócratas.

El principal asistente de Gonzales, el jefe de despacho Kyle Sampson, anunció su renuncia el martes.  Horas antes, fuentes oficiales habían confirmado que hace dos años, la entonces a consejera legal de la Casa Blanca, Harriet Miers, mencionó la idea de despedir a los 93 fiscales federales al inicio del segundo término presidencial de George W. Bush, pero el Departamento de Justicia objetó y eventualmente recomendó los ocho despidos que han generado una tormenta política.

   Funcionarios del Departamento de Justicia, encabezados por el subsecretario de Justicia Paul McNulty, dijeron a legisladores, tras prestar juramento, que la decisión de echar a los ocho fiscales en diciembre fue adoptada únicamente por ese departamento, y que la medida se tomó en base al desempeño, no a la orientación política.

   Sin embargo, mensajes de correo electrónico divulgados el martes revelaron que los despidos fueron analizados y discutidos durante dos años por parte del departamento de Justicia y funcionarios de la Casa Blanca.

   El vocero de la Casa Blanca, Tony Snow, dijo que el presidente George W. Bush nunca ordenó al departamento de Justicia que echara fiscales. Aseguró que los contactos entre la Casa Blanca y el Departamento de Justicia acerca de las preocupaciones causadas por algunos fiscales fueron siempre apropiadas.

   Sin embargo, en testimonios en comités del Congreso controlados por los demócratas, varios de los fiscales despedidos denunciaron haber sido sometidos a presiones por parte de los republicanos en casos pendientes.