Secretario OEA fracasa en solucionar crisis Nicaragua

Secretario OEA fracasa en solucionar crisis Nicaragua

MANAGUA (AFP) – El secretario general de la OEA José Miguel Insulza regresó este domingo a Washington tras fracasar en su intento de mediación en Nicaragua para resolver la crisis causada por la pugna de poder entre el Gobierno y el Congreso, dominado por la oposición sandinista y liberal.

   Insulza concluyó su visita a Nicaragua –que se extendió durante cinco días– decepcionado por la falta de voluntad del gobierno de Enrique Bolaños y las dos fuerzas opositoras mayoritarias en el Parlamento para sentarse a dialogar para resolver los diferendos.

   «Creo que hace falta disposición de (dialogo y) hacer sacrificios reales de ambas partes», criticó en rueda de prensa el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) antes de abandonar el país al mediodía del domingo.

   Señaló, sin embargo, que la OEA seguirá dando seguimiento al conflicto nicaragüense, probablemente a través de un representante de alto nivel que nombraría próximamente, y no descartó la posibilidad de regresar al país para empujar el diálogo, el cual consideró de vital importancia para evitar una ruptura del orden constitucional.

   Insulza llegó a Managua el miércoles atendiendo un pedido del presidente Bolaños, quien acusó a sus adversarios del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN, izquierda) y del Partido Liberal Constitucionalista (PLC, derecha) de restarle poderes a través de una refl Congreso, sostienen que las enmiendas son irreversibles porque fueron aprobadas conforme a la ley.

   Insulza descartó que en Nicaragua exista una ruptura del orden constitucional, pero admitió que hay una profunda división política que puede agravar la crisis del país.

   «Los poderes están funcionado, pero no conversan el uno con el otro, y todos sabemos que las mayores crisis se dan cuando los principales poderes no se entienden entre sí», advirtió.

   Durante su visita el secretario general desplegó un intenso cabildeo entre las dos partes y otros sectores políticos y sociales del país, en busca de un acuerdo que permita a Bolaños, de 78 años, concluir su mandato (2002-07), en un clima de mayor gobernabilidad.

   No obstante, la misión se enfrentó a muchas dificultades debido a «la profunda desconfianza» que existe entre las dos partes «que llevan mucho tiempo sin siquiera hablar de manera informal», explicó Insulza.

   Uno de los principales problemas que enfrentó el funcionario internacional fueron las discrepancias que el Gobierno y los opositores tuvieron a última hora para ponerse de acuerdo sobre el lugar de las reuniones.

   «No pudimos sentarnos todos en la misma mesa por problemas de confianza que espero se superen», porque si ambas partes se quedan en su casa esperando a ver quien cede primero, la crisis empeorará, advirtió Insulza.

   Señalo que Nicaragua «no resiste una ruptura del diálogo democrático», y que confía que el Gobierno y el Congreso rectificarán pronto su posición, y negocien «un cese de hostilidades».

   «Es necesario hacer sacrificios, porque todo diálogo significa disposición, uno entrega una cosa para recibir otra, pero aún hace falta la disposición de dar el primer paso», insistió Insulza.

   El conflicto nicaragüense gira alrededor de una reforma constitucional en vigor, que las bancadas del FSLN y del PLC promovieron para restar competencias al Ejecutivo, por órdenes de sus respectivos líderes, los ex presidentes Daniel Ortega (1979-90) y Arnoldo Alemán (1997-02), preso en su domicilio por delitos de corrupción.

   El gobierno desconoce la reforma, y pide que sea sometida a un referéndum, mientras que los opositores dicen que las enmiendas no pueden abolirse porque ya entraron en vigencia, y propusieron adelantar para este año las elecciones presidenciales del 2006 para recortar el período presidencial de Bolaños, que concluye en enero del 2007.

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