POR JEFF PASSAN
De Yahoo! Sports
Si esta historia fuera a comenzar con mi estómago, no sería suficiente para explicar cómo he tratado de detener el proceso de envejecimiento, así que mejor comencemos con la tortilla de dos libras y trabajemos de ahí adelante.

Cada mañana, Julio Franco toma unos 20 huevos, separa las claras de las yemas y las cocina. Julio es un primera base reemplazo y un confiable bateador emergente de los Mets de Nueva York.

Cuando camina por el clubhouse de los Mets sin camisa, su torso en forma de V y esos brazos de leñador muestran su excelente condición física. Y lo que menos puede alguien decir es que este hombre cumplió 48 años ayer, aunque podría tener 50 ó 51 años. Viniendo de la República Dominicana, donde las actas de nacimiento no son muy confiables, ni siquiera Julio está seguro.

Los profesionales médicos, compañeros y dirigentes han tratado de explicar cómo Julio detuvo el proceso de envejecimiento de su cuerpo y siguió jugando béisbol en un nivel competitivo más lejos de lo que otro jugador en las mayores que no tiraba un nudillo, y todos llegaron a la misma conclusión, que es levantar las palmas hacia arriba, subir los hombros y responder, “No lo sé”.

Bueno, tiene que haber una solución, y en el nombre de la ciencia estaba dispuesto a encontrarla. ¿La fuente de la juventud? ¿Quién la necesita? Tengo a Julio Franco. Y yo iba a ser como él por un día.

LA HISTORIA

Hace 20 años, traté de ser como Julio Franco. Me paraba en el patio, agarraba el bate en la mano, asumía mi cuadre usual y luego señalaba a mi papá antes de que tirara. Se veía extraño, pero esta postura funcionaba para Julio. Y si funcionaba para Julio, tenía que estar bien.

 En aquel entonces, Julio jugaba segunda base con los Indios de Cleveland, aunque su posición no importaba porque su bate lo mantenía en la alineación todos los días.

El año después que los Indios cambiaron a Franco a los Vigilantes de Texas, llegó a su primer Juego de Estrellas.

VERSIÓN DIONISIO SOLDEVILA BREA