En los días recientes se ha manifestado un activismo evidente de importantes sectores del empresariado dominicano con intervenciones públicas, reflejando a todas luces un interés marcado no sólo en desplazar de la acera política del frente a las organizaciones partidarias llamadas a jugar rol de oposición, sino también de trazar las líneas de acción en materia de políticas públicas que desde el litoral oficialista deben ser ejecutadas.
Nada es casualidad. Todo responde a una razón y en este caso inicia con declaraciones emitidas por voces autorizadas del gobierno orientadas a dar a conocer la decisión de la presente administración de iniciar un proceso que concluya con la firma de un pacto fiscal. En este sentido, distintos frentes hemos estado promoviendo la idea de que en el referido pacto sean abordados dos temas centrales prioritariamente, a decir, eliminación de la evasión fiscal y a su vez revisar hacia la baja las exenciones impositivas, que representan para el Estado dominicano un sacrificio superior a 200 mil millones de pesos al año.
Concentrar las energías en los dos puntos anteriores, y limitando la efectividad del pacto a tan solo recaudar un 50% del monto involucrado en la evasión y exenciones impositivas, estaríamos recuperando entre un 4 y un 6 por ciento del PIB, sin necesidad de incrementar impuestos existentes, ni de crear nuevos. Como se puede observar, el blanco definido en este eventual pacto fiscal es nada más y nada menos que el empresariado, de ahí, la necesidad de introducir elementos de distracción en esta coyuntura mediante la cual representantes de la empresa privada pretendan erigirse como nuevos doctrinarios de las ciencias políticas colocando pilares a la democracia que lejos de serlos, son más bien bajaderos simplistas carentes de sinceridad con los cuales intentan postergar medidas fiscales, que de concentrarse solo en lo justo, no cabe dudas que serán los evasores y los que abusan del gasto fiscal los más perjudicados.
Ante este cuadro amenazante, protagonizado por sectores del empresariado, preocupa que con ellos haya tantas tristes coincidencias de políticos pertenecientes hasta a parcelas antagónicas.