REGINALDO ATANAY
Nueva York.- Hay un no sé qué envuelto en el ambiente general dominicano, que empuja a la desesperanza. Se habla mucho de los crímenes; de las vagabunderías en las que se inmiscuyen los agentes del orden público. Y de las mentiras y convenios de aposento que practican los que desde la cúspide de cualquier grupo político, procuran sus ventajas, a como dé lugar.
Están cundiendo las desesperanzas en la Dominicana tierra.
Y eso hay que detenerlo, por el bien del futuro inmediato de la Nación.
Un gran partido político, el Revolucionario Dominicano (PRD) ha quedado muy mal parado; otro, el Reformista Social Cristiano (PRSC), puede caer en el hoyo de convertirse en un partido casi de bolsillo; y el que está en el poder, el de la Liberación Dominicana (PLD), se mueve, airoso, porque ha acaparado un montón de sillas en el Congreso Nacional, y en los distintos municipios del país.
Que el PLD haya ganado en las elecciones congresuales y municipales del mayo último, motivo no es para decir que hubo fraude, que repartieron muchos cuartos desde la alcancía nacional.
Desde que la dictadura de Rafael L. Trujillo fue apeada del poder, gobiernos y partidos han repartido dinero para conseguir apoyo de la ciudadanía. Y lo siguen haciendo. Y lo seguirán haciendo.
Y más que eso: la mayoría de los activistas político-partidistas del país, buscan siempre -y buscarán- las ventajas económicas; y quienes estén en condiciones de hacer esas concesiones, lo seguirán haciendo.
Eso, no es una exclusividad dominicana. Es una de las bases desde donde se proyecta la política…en todos los sitios en donde, libremente, se juega a la política.
Porque, ¿por qué una empresa grande, poderosa, multinacional o casi multinacional floja plata por tal o cual candidato o partido? Se supone que esa donación es dinero aportado sin ansias de recompensa. Pero todo el mundo sabe que eso no es verdad. Las donaciones a campañas políticas, no son tales, sino inversiones disimuladas para que el gobierno que surja, tenga en cuenta, cuando sea necesario, la cooperación económica de tal grupo o persona.
Los tres partidos principales de República Dominicana tienen sus cojeras. Cada cual quiera acaparar el mayor número de simpatías. Y en esa búsqueda, se echan a pique los principios democráticos y esos otros llamados de sacrificio por el país.
Cada cual busca su conveniencia, sin importar los principios que tal o cual partido sustente. ¿No lo vieron, claro, en las elecciones del 16 de mayo? Hubo arreglos, componendas, desarreglos, y arreglos de nuevo, para repartir posiciones, simpatías y ventajas políticas, económicas y sociales. Y en eso no se habló, en lo absoluto, de principios fundamentales, de programa de gobierno, ni de las otras tantas pendejadas de que hablan los políticos, cuando quieren justificar lo injustificable.
En ese negocio -porque es negocio, de verdad- estuvieron laborando con mucho entusiasmo el PLD, el PRSC y el PRD, respaldados por otros grupos que, como los sujetos que aparecen en los aeropuertos, dizque a ayudar a los pasajeros, exigen lo suyo.
O, para ser más correctos, y hablar en primera persona, lo mío.
Las elecciones de mayo dejaron en claro lo que la mayoría de los votantes quiere: un buen cambio. Y trata de sacudirse de situaciones que en vez de ayudar a avanzar al país lo han atascado.
Pero eso no quiere decir, de manera alguna, que esas mayorías sustenten la idea de que todo lo que ha surgido de esas elecciones se ha hecho, porque la gente estuvo convencida de que los ya ganadores serían los mejores.
Fue un ejercicio, buscando algo (aún desconocido) que sea mejor que lo ya experimentado.
Esas votaciones fueron una manifestación de desesperanzas ante los perdedores. Ellos lo saben.
Los ganadores, sí, tuvieron las muletas y otros aparejos que facilita el disfrute del poder, pero ganaron en buena lid, y eso hay que respetarlo.
Con ese triunfo, los votantes le han echado una vaina al gobierno central, pues como él ha sido el ganador, tendrá que pisar con pies de plomo y dejar la cantaleta aquella de que no podía hacer lo mejor porque no contaba con simpatías en el Congreso Nacional.
Dicen que el Proyecto Político Hipólito (PPH) se adueñó del PRD, y que desde ese ángulo ese partido se manejó y perdió. Los principales dirigentes actuales del PRD, están
en la línea del ex presidente de la República, Hipólito Mejía Domínguez. En dicho partido se habló alguna vez, días después de las elecciones de fraude. Mejía dijo que no fue así, y fue una expresión loable.
El PRSC obtuvo algunas ganancitas, en las elecciones, pero yendo de la mano del PRD; luego, pasó a ser un partido muy de minoría, recostado a otro partido que casi se cayó.
No obstante todo ello, hay tiempo y oportunidad de resurrección. Todo depende de cómo, de ahora en adelante, los principales dirigentes de esos tres partidos enfoquen sus ambiciones de grupo. Y personales.
Para la meditación de hoy: ¡Amate, ombe! Deja de lamentarte, y ponte a rebuscar en tus interiores, para hallar las muchas perlas que, sin darte cuenta, guardas en tu íntimo. Es que el tanto mirar hacia afuera hace que uno no mire hacia su palacio interior, en donde tantas y tantas cosas buenas ha instalado el Creador. Es de necesidad perentoria el que visitemos nuestro interior cada día, y si es posible, más de una vez. Porque desde allí salen tantas iluminaciones.