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Definitivamente, laborar con un jefe que tenga un comportamiento indeseable puede generar en sus empleados una serie de consecuencias que van más allá de la oficina.
Por lo general, se suele pasar unas ocho horas diarias en el lugar de trabajo, por lo que trabajar en un ambiente donde reine el estrés generado por una persona que constantemente cree que le quitarán su trabajo, puede dañar la salud y frenar el crecimiento profesional de la persona que esté sometida a esto.
Kaly Báez, máster en el tratamiento de la ansiedad y estrés, explica que trabajar bajo presión de su jefe de mal carácter genera estrés y ansiedad en los empleados.
Señala que cuando se convive con un “líder” de este tipo, el empleado tiene que lidiar con estas emociones, las cuales califica de “hermanas”.
Báez explica que el estrés es provocado porque estos empleados deben convivir cada día con una persona que por lo general está mal humorada, que expresa en su lugar de trabajo las situaciones personales por las que está pasando; una persona que no cumple las promesas ni incentiva el esfuerzo de sus empleados y que en lugar de motivarlos, los “castra”, lo que provoca constantes episodios de estrés, al querer hacer un buen trabajo, pero no importa qué tanto esfuerzo hagan, no son valorados.
El estrés laboral es uno de los tipos de estrés más comunes, señala la experta, porque la persona se excede trabajando, ya sea por aprobación, por dinero, o por necesidad, y llega un momento en que su trabajo le “hastía”, lo que combinado con un jefe que hace la vida de sus empleados tortuosa, es una verdadera bomba de tiempo.
Asegura que no siempre el estrés laboral es malo, y pone como ejemplo que si se está en un proyecto que requiere presión por parte de los superiores este se tolera, porque al final de la jornada serán gratificados con un “gracias” o “lo hicieron muy bien”; el problema radica cuando se trabaja con un jefe que no es empático.
La ansiedad causada en el trabajo por esta situación puede ser tal, que la persona tenga problemas para conciliar el sueño y acuda al lugar de trabajo por pura necesidad más que por deseo. La especialista de la conducta asegura que también se pueden dar cambios en los hábitos alimenticios y que deje de disfrutar de las cosas que antes le producían placer.