Secuestro

Secuestro

La Seguridad Social ha estado dando tumbos desde que el instrumento que la creó era sencillamente una propuesta, un proyecto de ley que para muchos conduciría a un salto cualitativo en materia de atención en salud y prestaciones sociales, pero que las circunstancias permiten ubicar como una pieza en cuya disputa no existen treguas ni se respetan principios.

Los distintos componentes de esta legislación han pasado todas las dificultades habidas y por haber, y es así como no ha sido posible darles vigencia para disfrute merecido de los trabajadores y sus familias.

El Seguro Familiar de Salud y la descarada imposibilidad de ponerlo en vigencia es quizás el ejemplo más patético de que los intereses de grupos, incluyendo centrales sindicales que dicen representar a los trabajadores, han podido más que el peso mismo de la ley.

-II-

Bernardo Defilló, el superintendente de Salud y Riesgos Laborales, afirma que desde el Gobierno ha faltado voluntad para poner en plena vigencia la Seguridad Social y lograr que trabajadores y sus familias puedan disfrutar los beneficios que establece la ley.

No le falta razón para afirmarlo porque éste ni el pasado Gobierno han logrado sobreponer el mandato de la Ley de Seguridad Social a los intereses de grupos sindicales, laborales y de otras índoles que han llenado de obstáculos el camino de aplicación de este instrumento.

Sería de tontos alegar que ha sido por causa de la crisis financiera de la que está emergiendo el país que la Seguridad Social no se está aplicando a plenitud. Los recursos financieros que este instrumento ha generado permitirían arrancar las primeras fases de su aplicación.

A estas alturas, desplomados los argumentos en que se han sustentado los mil y un aplazamientos de la Seguridad Social, se cae en la cuenta que este instrumento de las clases menos afortunadas ha sido secuestrado por los intereses y es necesario emprender acciones para liberarlo. Acciones que, según entendemos, serían equivalentes a esa «voluntad» que, según Defilló, le ha faltado al Gobierno.

-III-

Situaciones como esta son las que llevan a los pueblos a desconfiar de las fórmulas concebidas por gobiernos y partidos para supuestamente beneficiarles, pero que terminan siendo secuestradas por los grandes intereses económicos, que se cobran el rescate con la no aplicación.

Los obstáculos en el camino de la Seguridad Social son colocados a discreción de sus particulares intereses por grupos sindicales, financieros, empresariales, del mercado de medicamentos, de servicios médicos y afines, y así por el estilo. Cada uno ha colocado la piedra donde mejor convenga a sus ambiciones. Los que deben ser beneficiarios de estas prestaciones no tienen, hasta prueba en contrario, defensores confiables, pulcros, transparentes. Ha habido un verdadero secuestro, descarado y perverso.

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