Sede de nuestra salvación

Sede de nuestra salvación

Cuando se trata de salvación, necesariamente debemos focalizarnos en los sagrados corazones de Jesús y María. Precisamente, sus fiestas están próximas (18 de junio -Jesús;19 de junio – María): una del lado de la otra, como están sus corazones unidos, fundidos en un mismo latido al que también nosotros deberíamos unirnos.

Estamos viviendo tiempos difíciles en muchos ordenes, del cual no se escapa el esencial: el espiritual.

Muchos se confunden con nuevos “gurúes”, y “filosofías”. Otros se siguen asimismo cultivando el egocentrismo, el hedonismo, el culto al yo, Nueva Era, etc….(a los interesados en formarse en este tema, visiten la página www.conocereisdeverdad.org) por eso, y sobretodo por el anhelo que hay en nuestras almas de corresponder al amor de los amores, al que todo nos ha dado por habérsenos dado a si mismo, debemos honrarle con la devoción de las devociones que es la de su Sacrantísimo Corazón.

Veamos algo de su historia. Ya desde los primeros tiempos de la Iglesia existía, cuando se meditaba en el costado y el corazón abierto de Jesús cuando salía sangre y agua. Sin embargo, no fue sino el 16 de junio de 1675 cuando se le apareció Nuestro Señor y le mostró su Corazón a Santa Margarita María de Alacoque. Su Corazón estaba rodeado de llamas de amor, coronado de espinas, con una herida abierta de la cual brotaba sangre y, del interior de su corazón, salía una cruz. Santa Margarita escuchó a Nuestro Señor decir: “He aquí – el Corazón que tanto ha amado a los hombres, y en cambio, de la mayor parte de los hombres no recibe nada más que ingratitud, irreverencia y desprecio, en este sacramento de amor.” Con estas palabras Nuestro Señor mismo nos dice en qué consiste la devoción a su Sagrado Corazón. La devoción en sí – está dirigida a la persona de Nuestro Señor Jesucristo y a su amor no correspondido, representado por su Corazón. Pues son los actos esenciales de esta devoción: amor y reparación. Amor, por lo mucho que nos ama. Reparación y desagravio, por las muchas injurias que recibe sobre todo en la Sagrada Eucaristía.

•Por tanto, teniendo la devoción al Sagrado Corazón como objeto al

•Corazón viviente de Jesús, eso nos acerca a la vida de nuestro Salvador, con sus bondades y sentimientos, infinitamente amable y misericordioso que palpamos diariamente con las manifestaciones de su amor.

•Solo basta que le abramos nuestro corazón, El se encarga de llenarlo del suyo.

•Compartimos una de las más bellas oraciones que hemos conocido, “casualmente” de un sacerdote jesuísta, devoto del corazón de Jesús, quien fuese Confesor de Santa Margarita de Alacoque, San Claudio de Colombiere: colombiere.bmp (176902 bytes) Dios mío, estoy tan persuadido de que veais sobre todos los que en Vos esperan y de que nada puede faltar a quien de Vos aguarda toda las cosas, que he resuelto vivir en adelante sin cuidado alguno, descargando sobre Vos todas mis inquietudes. Mas yo dormiré en paz y descansaré; porque está ¡Oh Señor! y sí lo está has asegurado mi esperanza.

Los hombres pueden despojarme de los bienes y de la reputación; las enfermedades pueden quitarme las fuerzas y los medios de serviros; yo mismo puedo perder vuestra gracia por el pecado; pero no perder así mi esperanza; la conservar así hasta el último instante de mi vida y serán inútiles todos los esfuerzos de los demonios del infierno para arrancármela. Dormiré y descansaré en paz.

Que otros esperen su felicidad de su riqueza o de sus talentos; que se apoyen sobre la inocencia de su vida, o sobre el rigor de su penitencia, o sobre el número de sus buenas obras, o sobre el fervor de sus oraciones. En cuanto a más –, Señor, toda mi confianza es mi confianza misma. Porque el, Señor, solo él, has asegurado mi esperanza.

A nadie engañaré esta confianza. Ninguno de los que han esperado en el Señor ha quedado frustrado en su confianza.

Por tanto, estoy seguro de que será eternamente feliz, porque firmemente espero serlo y porque de Vos ¡oh Dios mío! Es de Quien lo espero.

En tí esperé, Señor, y jamás seré confundido.

Bien conozco. Demasiado lo conozco, que soy frágil e inconstante; sea cuanto pueden las tentaciones contra la virtud más firme; he visto caer los astros del cielo y las columnas del firmamento; pero nada de esto puede aterrarme. Mientras mantenga firme mi esperanza, me conservaré cubierto de todas las calamidades; y estoy seguro de esperar siempre, porque espero igualmente esta invariable esperanza.

En fin, estoy seguro de que no puedo esperar con exceso de Vos y de que conseguiré todo lo que hubiere esperado de Vos. Así, espero que me sostendré así en las más rápidas y resbaladizas pendientes, que me fortaleceré así contra los más violentos asaltos y que haría triunfar mi flaqueza sobre mis más formidables enemigos. Espero que me amare así siempre y que yo os amare así sin interrupción; y para llevar de una vez toda mi esperanza tan lejos como puedo llevarla, os espero a Vos mismo de Vos mismo  ¡oh Creador mío! Para el tiempo y para la eternidad. Así sea.

Ahora, citamos las promesas principales hechas por el Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita de Alacoque: (a los que quieran profundizar en esta devoción, visiten www.sagradoscorazones.org o adquieran este devocionario que está¡ en nuestras parroquias y librerías)

1- A las almas consagradas a mi Corazón, les daré las gracias necesarias para su estado.

2- Daré la paz a las familias.

3- Las consolaré en todas sus aflicciones.

4- Seré su amparo y refugio seguro durante la vida, y principalmente en la hora de la muerte.

5- Derramaré bendiciones abundantes sobre sus empresas.

6- Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente y el océano infinito de la misericordia.

7- Las almas tibias se harán fervorosas.

8-Las almas fervorosas se elevarán rápidamente a gran perfección.

9-Bendeciré las casas en que la imagen de mi Sagrado Corazón estará

expuesta y sea honrada.

10- Daré a los sacerdotes la gracia de mover los corazones empedernidos.

11-Las personas que propaguen esta devoción, tendrán escrito su nombre en mi Corazón y jamás será borrado .

11- A todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes continuos, el amor omnipotente de mi Corazón les concederé la gracia de la perseverancia final.

Unas palabras sobre el Sagrado Corazón de María. Gracias a su amor, tuvimos la bendición de que Jesús se encarnara y por ende nos redimiera. Gracias a su amor a Él y al amor de El hacia nosotros, nos regaló su maternidad espiritual con sus consecuentes atenciones de amor y cuidado por nuestras almas.

Solo nos resta lo más sencillo:

RECIBIRLO!!

Publicaciones Relacionadas

Más leídas