Seguidores de baco

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Quizás supo que en las afueras de París, en Chantilly (como la nata batida), se celebró recientemente el Campeonato Mundial de Polo. Participaron ocho equipos triunfantes entre los 83 países donde sea juega  polo; estos fueron: Australia, Chile, Brasil (portador del título) Francia, Inglaterra, México, Pakistán y los Estados Unidos.

El día de la inauguración el anfitrión y dueño del Club de Chantilly,  P. Guerad Hermes,  abrió los juegos con un desfile ecuestre donde todas las disciplinas equinas fueron presentadas en la cancha de honor, delante de un publico de diplomáticos, la Federación International de Polo (FIP) y numerosos aficionados de todas las nacionalidades.

Los últimos en salir fueron los equipos, a caballo por supuesto, con su bandera. El himno de cada país se toco delante de un público de pie y respetuoso. Así fue proclamado el comienzo de los juegos por el presidente de la FIP, G. Holden.

Los campeonatos son limitados a 14 goals para que todos los países miembros de la FIP puedan participar (tengo entendido que nuestra Quisqueya dio buena lucha). Aquí nos tocó diez días magníficos y entretenidos. Para el tercer lugar llegó Chile contra Francia, ganando el país del Pisco.

La gran final fue peleada con mucha técnica entre Brasil e Inglaterra, dos equipos que juegan en equipo, muy, pero muy bien. Para la emoción de todos llegaron a nueve goals iguales en el sexto, y último chucker. Se tuvo que jugar un séptimo chucker, llamado “Sudden Death” (muerte inmediata) ya que el que hace el primer goal gana… El décimo decisivo fue para Brasil como podrán ver en la gráfica.

Sobre el vino, ¿cómo, aún en un Campeonato Mundial de Polo encuentro una bodega de vinos interesante?, no lo sé. Era hora de comida y unas botellas. La curiosidad hizo que los probara porque los vinos de Gaillac nunca han brillado por excelencia, sin embargo, los vinos del Chatea de Saurs sorprenden.

Sus cepas Duras, Braucol, Merlot y Syrah hacen un tinto bonito y sabroso, sin falla. La uva Braucol es oriunda de Gaillac y le aporta el cuerpo necesario a esta combinación de uvas de terruños de arcilla caliche con gravilla grande. Esta combinación es para el tinto ‘tradición’ que no lleva crianza de roble alguna. Está bueno.

Una cata rápida me dio un bouquet muy agradable, de pequeñas frutas rojas, persistente y con post gusto de frambuesa. Hay que notar que este y el vino siguiente estaban calientes y no estaban ideales.

Su Reserve Eliezer es un tinto para envejecer; mimado por doce meses en roble del cual el treinta por ciento es nuevo y compuesto de las uvas Braucol, Merlot y Syrah, nos brinda un caldo que se masca, refinado, pequeñas frutas rojas, alcohol aun poco aparente, mas bien debido a la temperatura externa. Aun necesita tiempo para madurar, se trataba del 2001.

El chateau de Saurs lleva el nombre de la familia que lo produce hace ya 600 años, por el lado femenino de la familia. El castillo mismo es del siglo XIX, más reciente.

En fin, vinos versátiles que irían bien con diversas comidas y, por supuesto, para una cena después del polo.

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