Segunda parte del diálogo

<P>Segunda parte del diálogo</P>

Las “fuerzas vivas” y el Gobierno deberán esforzarse porque la segunda fase de la  “Cumbre por la unidad nacional ante la crisis económica mundial” amplíe y fortalezca el éxito de convocatoria y participación que coronó la primera fase. El título de este diálogo delata la búsqueda de un consenso ante motivaciones meramente coyunturales, la crisis financiera global, pero sin duda que la evolución de este estado de cosas coloca en prioridad expectativas y derivaciones sociales y políticas a  largo plazo que hay que empezar a atender a partir de esta coyuntura que empezó con las finanzas, ha seguido con la economía y amenaza con efectos indeseables otras fases de la vida del mundo.

La unidad de inteligencia de la revista The Economist ubica a la República Dominicana entre los países latinoamericanos con mayores riesgos de inestabilidad social por  la crisis. El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, advierte sobre brotes de inestabilidad en América Latina y el Caribe por las mismas causas. Nuestras exportaciones y recaudaciones  se han contraído y aumenta el desempleo. Las  proyecciones obligan a  que la segunda fase del diálogo sea más ambiciosa en cuanto a inclusión y aportes de interlocutores.  Los efectos actuales y  futuros de la coyuntura que motiva el diálogo nos obligan a perseguir  metas más ambiciosas y que garanticen mejor nuestra estabilidad.

Ganaderos, robo de reses y justicia

Una máxima, muy manoseada por cierto, establece que nadie debe hacer justicia por sus manos. Otra máxima pretende que todos debemos estar amparados por el manto de la justicia. En el caso de los ganaderos parece que este segundo aserto no tiene aplicación práctica. Los criadores de Río San Juan amenazan con hacer su propia justicia porque quienes les roban las reses y son sometidos logran la libertad con una rapidez espantosa.

El robo de ganado y la aparente impunidad o debilidad de la justicia es un problema de varias regiones del país, no sólo en María Trinidad Sánchez. La queja es que gente capturada en flagrante delito, al poco tiempo obtiene la libertad y se han multiplicado, por esa causa, los casos de reincidencia. La desesperación de los criadores de ganado debe tener una respuesta efectiva de las autoridades. Se les está conminando a hacer justicia por sus propios medios y eso no es nada saludable.

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