Segundo sexo

Segundo sexo

El vocabulario de género

«El enfoque de género es una forma de observar la realidad en base a las variables sexo y género y sus manifestaciones en un contexto geográfico, cultural, étnico e histórico determinado”.

La violencia de género es un fenómeno viejo que ocupa nuevos espacios en los medios de comunicación. Responde a una realidad con dimensiones, estructura y jerarquías diferentes, por lo que se hace necesario identificar un vocabulario que revele esas diferencias, que, aun perviviendo en el mismo entorno social que cualquier otro tipo de violencia, identifican y dan personalidad a la violencia de género. Este vocabulario se fundamenta en las diferencias de roles, tanto en el plano público como privado, vinculadas a la producción, reproducción, afectos y a la gestión dentro de los grupos sociales en los que tanto el hombre como la mujer participan.

La responsabilidad de los medios frente a esta realidad es vital, porque su trabajo consciente, responsable y respetuoso permite, con el vocabulario adecuado, identificar los rasgos culturales, históricos y psicológicos que posee un acto de violencia de género, así como el perfil de los involucrados en el mismo, lo que le da un color diferente a este tipo de violencia en relación a otra. Los medios están llamados a formarse en el conocimiento y uso de estas variaciones lingüísticas a los fines de que la información sea más objetiva y derive en un claro conocimiento de este tipo de violencia social. Para los que intentamos hacer un trabajo dirigido a la concienciación de este tipo de situación, aun conociendo nuestras limitaciones, resulta frustrante ver cómo los correctores de estilo transforman palabras como “”sororidad”, que hace alusión a la relación de hermandad que se produce entre mujeres dentro de una sociedad patriarcal, en “solidaridad”, o en “sonoridad”. O como el caso de la palabra “cosificadas”, refiriéndose al trato de objeto, de cosa, que le otorgan a la mujer algunas sociedades, y que en los medios se transforma en “codificadas”, lo que cambia el sentido de lo expuesto. La necesidad de contextualizar el delito de violencia de género por parte de los medios, si realmente desean contribuir al cambio del estado de cosas, incluye también el dominio mínimo de un vocabulario que identifique este flagelo social, como forma de abordar las alternativas para analizar las relaciones de género y ser capaces de entender las construcciones y deconstrucciones culturales que sobre la violencia se producen en una sociedad.

 

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