Segundo sexo

Segundo sexo

El respeto a las diferencias

El Sistema Educativo Nacional está inmerso en cambios. Porcentajes del PIB destinados a la educación, creación de nuevas infraestructuras educativas, capacitación docente, tanda extendida, participación de país en el Informe Pisa… toda una serie de acciones para mejorarlo. Pero muchas otras estrategias y conductas sistémicas deben de ser transformadas para que resulten en nuevas generaciones apropiadas del conocimiento, capaces de reivindicar a la sociedad y conducirla por senderos de desarrollo. Algunos de estos cambios son tan sutiles, tan imperceptibles, tan abrazados al respeto individual que, en un país con una larga tradición dictatorial y una democracia anémica, alcanzarlos resulta casi una utopía.

Aunque los uniformes son vestimentas que buscan nivelar al grupo, independientemente de las situaciones socioeconómicas o estéticas de los que los visten, debe existir un punto de encuentro entre el sentido de usar uniformes en las escuelas y el respeto a la individualidad del alumno.

La nueva escuela a nivel mundial camina abrazada a las necesidades, creencias y psicología del individuo. La educación como tabla rasa no existe ya en países desarrollados, e incluso las actitudes que antes eran rechazadas por ser consideradas patológicas, hoy son evaluadas sin tanta carga emocional y puestas al servicio del propio individuo dentro de su proceso de aprendizaje. La sentencia del Tribunal Superior Administrativo que ordena permitir a una alumna que asista a clases con la falda escolar y no con pantalones, como establece el centro educativo, deberá ser jurisprudencia destinada no solo al análisis desde el punto meramente jurídico, sino también al alcance de una nueva visión de la individualidad que permita al estudiante participar como parte activa de un grupo, sin desmedro de sus valores como individuo, que incluyen su visión de la fe y las expresiones que de ella se desprendan, siempre que no resulten lesivas u ofensivas al colectivo.

Si algo deberá hacer el Ministerio de Educación, y el Estado como un todo, dentro de este proceso de revolución educativa, es crear y desarrollar una nueva visión basada en el respeto a las diferencias, por encima incluso de la construcción de infraestructuras y de la capacitación docente. No hacemos nada con profesores capacitados y cómodas escuelas si el estudiante no es colocado en el centro del sistema educativo; si el conocimiento no es probado desde la propia individualidad.

Publicaciones Relacionadas