Segundo sexo  

<STRONG>Segundo sexo</STRONG>  

 No todo lo que se dice en un medio es periodismo.

La sonada era de la información, la comunicación y la tecnología trajo consigo libelos que distan mucho de un ejercicio periodístico serio y comprometido.

Incluso, a veces las verdades deben ser vistas desde todas sus aristas para encontrar los términos y las imágenes adecuadas que nos recuerden siempre que “el periodismo es, ante todo, un acto de servicio. Es ponerse en el lugar del otro, comprender lo otro. Y, a veces, ser otro”, según expresó en su decálogo, el periodista y escritor Tomás Eloy Martínez, premio Ortega y Gasset 2009.

Esto viene a cuento porque recién vi en los medios una nota sobre la profesora Rosa Magdalena Trinidad Segura, quien murió y de quien guardo valiosos recuerdos por la rectitud, el sentido del servicio, la responsabilidad y la integridad con la que trató a un pequeño que inscribí en la escuela que dirigía.

Conversé con ella en varias ocasiones y en cada conversación resaltó el respeto al ser humano y a la labor que desempeñaba, sin que  usara una sola palabra o gesto que denotara soberbia o arrogancia; por lo que al encontrar en un medio digital una nota acompañada de una imagen perturbadora, pensé en sus familiares, que pueden sentirse doblemente heridos: por la pérdida misma y por la crudeza de la imagen, innecesaria por demás, que muestra que  el manejo periodístico de la información visual está en manos de aficionados.

Esto pone al relieve otro tema de interés: el abordaje de la problemática de género dentro de la información visual.

La identificación tácita del machismo como parte del discurso visual prende en el tejido social desde diversas perspectivas, que no solo incluyen los roles de género, sino también el manejo hiperbólico del sexo como comercio, desvirtuando y estigmatizando el rol de la persona, lo que implica otra forma de violencia.

A veces, la intención con las que se dicen algunas palabras está más cercana de lo que creemos de aquello que las propias palabras dicen abominar.

Lo visual de la nota de referencia habla de cosas que laceran tanto o más de lo que dice lo literal.

La excusa pública puede servir de algo.

 

  

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