Segundo sexo. Hoguera social

Segundo sexo. Hoguera social

«El único Estado estable es aquel en que todos los ciudadanos son iguales ante la ley”. Aristóteles.

Una imagen en un medio de comunicación de una madre-casi-niña dándole de beber alcohol a su hija ha desatado “los demonios” sociales.

Los protectores del Estado” se han encargado de apresarla, de dictarle medida de coerción de tres meses por lo que es un acto de irresponsabilidad frente a una menor.

A la chica la han satanizado. Si en manos de algunos estuviera excomulgarla y condenarla a la hoguera social, lo harían. Su acción es tan irresponsable como la del Estado.

Según el último Censo de Población y Familia, al 2012 se registraron 1,210 nacimientos en madres menores de 15 años y 31,707 en madres entre 15 y 19 años; la tasa al 2010 de participación laboral de la mujer rural era de 32.65%, mientras que la de la mujer urbana era de 46.0%.

El estudio Situación laboral de las mujeres en RD señala que “la debilidad de la participación laboral es más aguda en las mujeres”, que al 2010, alcanzaba el 42%.

Solamente este hecho resulta ser un factor a favor de la perpetuación de las condiciones de subordinación e ideas de inferioridad de la mujer frente al hombre.

La violencia a la que son sometidas las mujeres, no abarca solo el aspecto físico y psicológico, sino que incluye el control de su tiempo, la libertad de movimiento, los contactos sociales y las redes de pertenencia, según un estudio monográfico sobre violencia contra la mujer.

Asimismo, el sometimiento a través de la violencia económica implica control y vigilancia en relación al uso y distribución del dinero y de cualquier otro recurso de valor económico, lo que imposibilita el acceso a vías de desarrollo de sus capacidades, favoreciendo condiciones de mayor vulnerabilidad.

El informe de Desarrollo Humano del 2005 establece que la «causa principal de la pobreza dominicana y del bajo desarrollo humano relativo no es la falta de financiamiento y de recursos económicos, sino el escaso compromiso con el progreso colectivo del liderazgo nacional y empresarial durante las últimas décadas y la ausencia de un pacto social y de empoderamiento de los sectores mayoritarios de la sociedad dominicana».

Justificar la acción de esta joven madre no tiene sentido. Pero pienso que en este esquema en el que las mujeres asumen acciones para emular a los hombres (y tal vez asumir alguna cuota de poder social), la coerción y represión no debe ser el recurso a usar.

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