Segundo sexo. Noris Céspedes

Segundo sexo. Noris Céspedes

«Educar una persona no es hacerle aprender algo que no sabía, sino hacer de él alguien que no existía».

Al inicio de este proceso de transformación de la educación que vive República Dominicana y que esperamos apenas esté iniciando, escuché a un educador decir que cada maestro necesita tener en su memoria el recuerdo de un antecesor suyo, al que admire, para que su ejemplo le sirva para desarrollar su trabajo con mística.

Aunque no fueron las palabras exactas del educador, las mismas quedaron impregnadas en mi mente y me retrotrajeron a la época en que me formé en el colegio Santa Clara.

Noris Céspedes fue mi maestra desde el tercer grado. De ella pueden darse muchos créditos: escritora, profesora universitaria, directora del Departamento de Letras de APEC, columnista, conferencista, madre, esposa, hija y hermana. Responsabilidades todas asumidas con amor, decoro y dignidad. Pero mis mejores recuerdos de ella no los tengo en estas áreas. Su imagen impoluta y firme, que era suavizada por su mirada llena de terneza y su larga melena movida por el viento forma parte de las nostalgias de mi infancia. Conocedora a cabalidad de sus temas docentes, la profesora Noris Céspedes me incitó al amor por la lectura, al placer enorme que producen las letras como puerta a mundos maravillosos que habitan en la mente de los que leen.

Recta en lo relativo a la disciplina, pero comprensiva frente a la realidad individual de cada una de sus alumnas, Noris fue, para muchas de sus alumnas, el ideal de la profesora que necesitamos hoy para impulsar a nuestros niños, niñas y adolescentes hacia un mundo mejor. Porque creo que necesitamos muchas Noris Céspedes para sacar adelante este proyecto de mejora educacional, van hoy estas líneas en su honor.

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