Segundo sexo. “Socio” Guzmán

Segundo sexo. “Socio” Guzmán

Papá cumpleaños. Sus hijos, los de aquí y los de allá, se han reunido para festejarlo. Son 90. Una edad importante que no demasiados alcanzan.

La fiesta ya empezó. Fines de semanas hacia Villa Los Almácigos, una comunidad pobre y fronteriza de Santiago Rodríguez. O fronteriza simplemente. Ninguna comunidad de esta zona es rica, salvo en su gente.

También viajes a Montecristi, para comer pescado con fritos (aunque allá eso es comida de pobres), y subir al morro con los primos. La fiesta en la casa augura, como siempre, apoteosis. Pero papá no es ruidoso. Es manso, calmo y callado.

Como abeja, vive buscando quehaceres dentro de su mundo. O clava un innecesario clavo, o siembra una matita, o arregla una puerta… mientras “zumba” una cancioncilla que suena a rumor de mar, a canción de cuna, a terneza.

Ríe poco y habla menos. Pero sus ojos hablan por él. Son dos enormes pozos flanqueados por espesas pestañas que bate como abanicos con la dulzura de Platero.

Está siempre ahí. Para el consejo, para el apoyo; nunca para el reproche. Vive con la misma alegría si recibe como si da. Pero nunca pide.

A veces, habla sobre el más allá. Entiende que no existe y que la vida, toda clase de vida, culmina con la muerte, por lo que hay que hacer lo mejor que se pueda con el tiempo que tenemos.

Pero la de él no culminará. Quedará asida al recuerdo y corazón de todos los que hemos tenido la dicha de ser sus hijos, su pareja, sus amigos. Papá es el mejor y más leal “socio” que cualquiera ha podido tener. Felicidades papá.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas