Segundo texto profético

Segundo texto profético

[Con el título “La profecía de Manuel del Cabral se cumplirá” publiqué en Areíto, el 25 de octubre de 2008, el último artículo de la serie de 3, donde asumí como verdadera la profecía de la novela “El presidente negro”, de Manuel del Cabral, que aseguraba en 1973 que habría un presidente negro en los Estados Unidos. Otros intelectuales apostaron a que esto no sucedería, pero el 4 noviembre Barack Obama ganó las elecciones.

[Ofrezco algunos párrafos de aquel último artículo, donde también vislumbraba que el papel de Obama sería el de administrar la crisis del imperio. Las reformas migratoria, de salud y la promesa de regular la bolsa de valores no pudo cumplirlas y ya en ese primer mandato perdió la mayoría en la cámara baja por descuido mediático y porque una parte de la clase media y trabajadora le retiró su apoyo. Su reelección para un segundo mandato, con la herencia del desastre de Bush todavía al rojo vivo, era previsible y no había que ser profeta para predecirlo.

Pero el fracaso del Obama administrador de la crisis del imperio siguió su curso y en el 2014 perdió la mayoría de las dos cámaras y él mismo, pusilánime, se conformó con pasar a la historia de los Estados Unidos como el primer presidente negro, con su busto y su retrato en la Casa Blanca. Su único hecho histórico y de significación únicamente en el interior de los Estados Unidos, fue el dudoso mérito de haber matado a Osama bin Laden y el de haber repetido, al final de su mandato, el mismo autoritarismo e intervencionismo imperial de Ronald Reagan y los Bush.

A principio de septiembre la candidatura de Barack Obama a la presidencia estaba en un hilo y el efecto mediático de Sarah Palin llevó al anciano John McCain, de 73 años, a igualar en las encuestas al candidato demócrata, luego de haberse congelado su irresistible ascensión cuando el malestar por no haber escogido a Hillary Clinton como compañera de fórmula causó un tremendo disgusto en las filas de la senadora de Nueva York.

[En Areíto del 20 de septiembre pasado escribí que la profecía del poeta Manuel del Cabral de que habría un presidente negro en los Estados Unidos, se encontraba en un hilo y que solo un milagro podía salvarla. ¿Cuál era ese milagro? Que “la recesión-decíamos- se desboque, como apunta a hacerlo, hasta 2009 y que la situación sea tan inmanejable para Bush, que el electorado todavía indeciso, incline la balanza”. Pero al parecer la mayoría de la población desea salir del modelo neoliberal.

[NOTA BENE. En el artículo anterior cometí un lapsus calami al afirmar que no había herencia dinástica masculina cuando Raúl Castro (1931), nacido en 1931, tiene hoy 84 años de edad, abandone el mando o fallezca. Sí, hay un heredero, cuidadosamente preparado. Es Alejandro Castro Espín (29-7-1965), político, militar, coronel en el Ministerio de Interior, y a un paso de ser general, sangre directa de la Revolución, a lo que añade maestría en Asuntos Internacionales, investigador social y autor de numerosos artículos sobre el tema y más recientemente de un libro muy simbólico: “Imperio del terror” (2009). Cuando las revoluciones se deifican y sacralizan, se petrifican, decía Octavio Paz poco importa el nombre de los dinastas. Pero para el poder y la base social de apoyo a la revolución, y que ha sobrevivido a tres generaciones, ya el nombre del sucesor no tiene importancia en estos regímenes dinásticos tipo Somoza, Trujillo, Duvalier, basta con que sea sangre de la sangre, y si bien preparada intelectual, política y militarmente, mucho mejor. Y todavía hay dos nietos –los Castro Calis– del presidente Raúl Castro Ruz que podrán esperar turno al bate. De modo que pudiera haber dinastía de los Castro para rato. Pero como no hay sentido de la historia… uno no sabe nunca nada, como dice el clásico bolero.]

SEGUNDO TEXTO PROFÉTICO

La recesión llegó el día de la caída espectacular de Wall Street y las demás bolsas de valores del planeta. Ahí mismo concluyó el modelo neoliberal que abogó desde Reagan y los Bush por la libertad absoluta del mercado y cero regulación e intervención del Estado en la economía. Bush hijo y su grupo entraron en pánico y olvidaron su ideología neoliberal. Forzaron a un Congreso timorato dominado por los demócratas a darle al Presidente 750.000 millones de dólares para que los ejecutivos y dueños de los bancos de inversión e hipotecas que quebraron por mala administración, volvieran a ser más ricos con el dinero de los contribuyentes.

A diez días de las elecciones fijadas para el 4 de noviembre próximo, a McCain le ha caído, con el desastre financiero y los errores de la guerra de conquista petrolera de Irak y Afganistán, todo el gas morado de la ineficiencia de Bush, aunque no le ha tocado, para sufragar su campaña, ningún beneficio económico de la enorme fortuna acumulada por los grupos que controlan la guerra y el petróleo -en primer lugar el de Cheney-Bush y compartes- y ahora que se hunde el barco, le abandonan, le dejan solo y su descenso en las encuestas llega al 21 por ciento de la preferencia del electorado.

Con este fracaso estruendoso, fracasa también el modelo ideológico de los intelectuales neoconservadores que se escudaron, Paul Woll- fowitz en primera fila como jefe, detrás de Leo Strauss para imponer por la violencia una teoría cultural y literaria light y derrotar desde el Estado a los sectores multiculturalistas, artísticos, homosexuales, proaborto, feministas y universitarios que se opusieron al neoliberalismo y su irresponsable ley del mercado y a las aventuras guerreristas.

En este contexto, solo un aborto de la naturaleza es capaz de impedir que la profecía del poeta Del Cabral se cumpla. Por ejemplo, un fraude selectivo como el ejecutado por la Diebold a favor de Bush en determinados condados clave; un atentado atribuido a Irán o el asesinato de Obama, parecido al de Martin Luther King, los hermanos Kennedy y Malcom X y que, de inmediato, el poder del Estado a través de sus instancias declaren que el asesino fue un loco, un fanático o un perturbado mental que había estado antes en manos de siquiatras o en un manicomio. (…)

Ni siquiera un atentado o el asesinato de Obama detienen esa caída en picada, sino que semejante acción es susceptible de acelerar la crisis a través de una segunda guerra civil, teñida esta vez de colores, y no entre esclavistas e industrialistas.

Obama vendría a ser, como Presidente negro, una especie de Dioclesiano en medio de las briznas del imperio: un preparador del tránsito de un modelo esclavista hacia un modelo de servidumbre (hombre-tierra) que abrió el camino a la Edad Media y posteriormente al capitalismo mercantil. Obama sería un preparador del fracaso del imperio y su última aventura neoliberal hacia otro modelo desconocido, una X, una incógnita. En Roma la agonía de ese tránsito duró cuatro siglos. Como surgieron del imperio de Dioclesiano las repúblicas, pequeños reinos y principados italianos entre el Medioevo y el siglo XIX, asimismo es probable que de ese tránsito agónico de los Estados Unidos surjan muchos reinos de taifa. (Areíto, Hoy, 25 de octubre de 2008: 5.)

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