Seguridad

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La operación Barrio Seguro, correspondiente al Plan de Seguridad Democrática, ha sido expandida a otros doce sectores capitalinos que estaban bajo dominio de los delincuentes.

Esta decisión forma parte de los esfuerzos de las autoridades por dar respuesta positiva a la demanda de seguridad de amplios sectores nacionales, frente al auge de la criminalidad.

Sin duda, Capotillo ha sido el laboratorio de ensayo que ha permitido afinar la maquinaria de vigilancia y represión contra la delincuencia, y en base a sus resultados aplicar el plan en otros barrios.

En los últimos tiempos el país ha vivido horas de zozobra debido a que mientras el aparato represivo del Estado estaba en sus peores momentos, carente de personal y equipos, la criminalidad en los barrios se mantenía en constante auge y sus hombres han estado mejor armados que los policías.

La tranquilidad y la violencia estaban sujetas a la voluntad de las bandas y el tráfico de drogas, que decidían cuando aterrorizar a su antojo.

Las estadísticas levantadas en Capotillo a partir de la instauración del Plan de Seguridad Democrática han demostrado que los beneficios superan con creces las expectativas. Los antisociales fueron «metidos en cintura» y debieron escapar hacia los barrios vecinos.

-II-

Esa «mudanza» forzada de los delincuentes de Capotillo hacia otros sectores, al margen de otros motivos, ha hecho necesario implantar el operativo Barrio Seguro en los doce barrios periféricos, cuyos índices de delincuencia se han agravado.

Ahora la lucha tiene matices más equilibrados y las ganancias de las bandas deberán comenzar a revertirse en derrota.

En Capotillo, que fuera quizás el barrio más violento de la capital, la Policía no ha tenido que intercambiar disparos o recurrir al atropello. Los ciudadanos de ese sector, en su mayoría laboriosos, ahora respiran la tranquilidad que se garantiza a través de un ejercicio policial más activo y menos cuestionable.

No hay grandes diferencias entre Capotillo y las barriadas circundantes y eso permite adelantar que la Operación Barrio Seguro podría rendir similares resultados.

Este esfuerzo mancomunado de la Secretaría de Interior, la Policía y la Procuraduría general de la República debería ser expandido por todo el país para garantizar la seguridad de los ciudadanos.

Ya hemos visto que en Capotillo ha dado resultados muy buenos y a lo sumo habría que hacer ligeros ajustes para que pase lo mismo en otros lugares.

La integración de ciudadanos de la sociedad civil debería ser contemplada como una forma de reforzamiento sobre la base de la participación.

Los habitantes de los barrios en los cuales funciona el Programa de Seguridad Democrática, como beneficiarios de estas tareas, deben ser los principales garantes del éxito.

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