Seguridad ciudadana y seguridad turística

Seguridad ciudadana y seguridad turística

MARINA GINEBRA DE BONNELLY
La inseguridad en nuestro país se ha constituido en grave amenaza, tanto para el ciudadano dominicano como para el turista que nos visita. El auge de la criminalidad que se advierte, el surgimiento de bandas juveniles que ponen en zozobra nuestros barrios y la violencia que estamos padeciendo, hacen que peligre de manera preocupante el clima de paz y seguridad a que todo ser humano tiene sagrado derecho. Las autoridades, no obstante sus buenas intenciones, han lucido impotentes para combatir esta ola de violencia, pues mientras más operativos hacen, de igual forma sigue la criminalidad obtemperando por sus fueros.

Ya el dominicano, en sentido general, se siente atemorizado de salir a la calle, de día o de noche, para disfrutar, solo o con su familia, de un paseo que sirva de esparcimiento, pues teme encontrarse con un delincuente que pueda segar hasta la vida misma.

Es importante que nuestro país no sea catalogado como uno de los más inseguros del área, pues la violencia afecta de manera considerable al turismo y sus resultados se reflejarán de manera crítica en nuestra economía. No debemos olvidar que para una gran mayoría, a la hora de viajar, el factor decisión más importante es la seguridad.

Tengo la esperanza que el «Plan de Seguridad Democrática», creado por las autoridades dominicanas, con el aval de la Presidencia de la República –que se está tomando muy en serio este asunto de la violencia que nos abate de acuerdo a las diferentes intervenciones del señor Presidente– que tiene como objetivo enfrentar la delincuencia y garantizar los derechos de los ciudadanos, sea todo un éxito. Y para tales fines debe contar también con el apoyo de todas las instituciones civiles, así como de los ciudadanos mismos.

Ojalá este plan, además de incluir aquellos mecanismos que tienden a disminuir la violencia, como la presencia policial en las calles, también incluya una campaña de difusión orientada a la limpieza y el orden, de concientizar a los ciudadanos de que deben denunciar los delincuentes y sus hechos criminales. Que se les dé participación a los ayuntamientos construyendo canchas deportivas en los barrios así como escuelas vocacionales y técnicas, que contribuyan a mantener ocupados a los jóvenes, al tiempo de que se les ofrezca conocimientos que les permita ganarse la vida de forma digna. Los ayuntamientos también deben, a través de las parroquias, templos y entidades privadas, hacer labor social con esos jóvenes, creando concursos deportivos y culturales ofreciendo incentivos a los ganadores, tales como becas de estudios, equipos de computadoras, etc.

Todo este plan operativo beneficiaría no sólo a la ciudadanía sino también a la industria turística, pues no se debe olvidar que la seguridad está entre los aspectos más relevantes de un país turístico.

En lo que se refiere a la seguridad turística, entendemos que se debe proteger a los visitantes, no tan solo su integridad física, sino también su tranquilidad espiritual que les permita disfrutar todas las cosas hermosas que ofrece nuestro país. Es decir propiciar la implementación de sistemas de protección que permitan el libre desplazamiento del turista por el destino seleccionado y sus diferentes establecimientos de servicios turísticos y recreativos (hotel, restaurante, excursiones, etc.).

Existe la Policía Turística (POLITUR) y me pregunto si ellos han sido incluidos en este Plan de Seguridad Democrática. Es fundamental que los trabajos bajo un sistema debidamente definido y coordinado, se integren los organismos nacionales y provinciales de los destinos turísticos. Otros países tales como, Brasil y México, han tomado muy pero muy en serio este asunto de la seguridad turística y han creado políticas y estudios que involucran una serie de objetivos específicos, así como a los prestadores de servicios y miembros de las comunidades receptoras. Estas políticas engloban diferentes aspectos tales como, seguridad pública, social, informativa, de eventos y de transporte.

Hace ya algún tiempo podíamos decir, a mucho orgullo, que República Dominicana era un país seguro y tranquilo, sin temor para nuestros visitantes. Hoy, por el contrario, nos vemos precisados a advertir a los turistas sobre esos posibles peligros.

No perdamos a nuestro país, ¡rescatémoslo!

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