Seguridad ciudadana

Seguridad ciudadana

Son cada vez más frecuentes los actos vandálicos que se producen en el país y cada uno parece competir con el anterior en cuanto a crueldad.

Los dominicanos, en los pasados cuarenta años, hemos construido rejas y verjas, cada vez más altas, alrededor de las viviendas, hemos creado policías privadas y algunos hasta contrataron guardaespaldas, pero es evidente, a la altura que están las cosas hoy, que todo esto es insuficiente.

Los crímenes alcanzan por igual a niños y ancianos, pasando por toda la gama de edades, sin respetar condición.

Es innegable que la sociedad está llegando a un punto en que las cosas tienen que ser revisadas y el tema de la seguridad ciudadana tiene que ser discutido seriamente, entre las prioridades de políticos y grupos sociales.

El país puede ser empujado al caos o como llaman ahora a la ingobernabilidad, por estas cotidianas pequeñas acciones.

Hemos visto como en las últimas semanas en distintas comunidades las personas han comenzado a tomar acciones contra la delincuencia y hasta a producir linchamientos.

Si bien es cierto que no somos el único país latinoamericano que ha vivido estas cosas en los últimos meses, es innegable que esto era desconocido entre los dominicanos hasta hace poco.

Este tipo de acción de las comunidades debe mover a las autoridades a revisar sus actuaciones. Parecería que el hecho de que cada vez con más frecuencia estén involucrados agentes policiales y militares en asaltos, robos, violaciones y crímenes de todo tipo, está llevando a las comunidades a considerar soluciones en las que se dependa poco de autoridades, porque temen que quizás estas podrían estar involucradas.

Esto es como para mover a preocupación a cualquier ciudadano. Cuando las personas deciden abandonar los procedimientos establecidos por la ley comienza el caos o la ingobernabilidad. Una sociedad que alcanza estos niveles está en camino de la disolución.

No queremos alarmar. Estamos en momentos en que podemos comenzar a enfrentar estas pequeñas cosas.

Lo que sí resulta evidente es que es imposible continuar aumentando la altura de las verjas de las viviendas, electrificándolas o aumentando el número de guardaespaldas y de agencias de policías privadas.

La sociedad como sociedad tiene que emprender las soluciones y establecer normas que condenen el delito. La permisividad a todos los niveles y la lenidad de las autoridades, también a todos los niveles, han generado una grave debilidad en las instituciones que son las que deben garantizar la seguridad ciudadana.

Si bien es cierto que la sociedad dominicana, sobre todo las ciudades, han tenido un explosivo crecimiento en los últimos años y las autoridades se han visto desbordadas en los reclamos de atenciones de todo tipo, también es cierto que hemos mantenido un estado en que el incumplimiento de la ley, hasta para los asuntos más nimios, es la norma.

Todos sabemos, y esto es muy grave, porque todos los ciudadanos lo saben, que la ley es el cohesionante social, el único. Cuando esta ley pierde su capacidad de mantenernos unidos únicamente queda la disgregación, el caos.

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