Las fallas en la seguridad del ex primer ministro Shinzo Abe son uno de los focos de la investigación una semana después de su asesinato, un lapso en el que el detenido por el crimen ha hecho una declaración detallada sobre sus motivaciones.
La policía considera que Tetsuya Yamagami, el exmilitar de 41 años arrestado en el mismo lugar del crimen, desarrolló rencor hacia una organización religiosa, la conocida como Iglesia de la Unificación, a la que acusa de la quiebra de su madre y la desestructuración de su familia. Yamagami creía que Abe mantenía vínculos con el credo.
Abe murió el 8 de julio a los 67 años tras recibir dos impactos de bala mientras daba un discurso en una estación de tren de la ciudad de Nara, en el oeste del país, en el marco de la campaña de las elecciones a la Cámara Alta que tuvieron lugar el pasado domingo.
Yamagami se aproximó al político por la espalda y le disparó con un arma de fabricación casera similar a una escopeta, capaz lanzar seis proyectiles con cada detonación. Falló en un primer disparo realizado a 7 metros y avanzó un para efectuar después otro sin que los cuerpos de seguridad presentes pudieran reaccionar a tiempo.
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FALLAS DE SEGURIDAD
La Agencia Nacional de Policía está investigando no sólo el móvil del crimen, sino el despliegue de seguridad para el acto, que no evitó el fatal desenlace y en el que las autoridades han reconocido que hubo fallos “innegables” en la retaguardia.
El organismo envió en la víspera un equipo de investigadores para hablar con los policías de Nara destinados al evento de Abe. Las autoridades trabajan para identificar los errores y adoptar lo antes posible medidas para evitar que algo así vuelva a suceder.
Los protocolos nipones para estos casos incluyen el despliegue de agentes de la policía local y de efectivos del contingente especial de la División de Seguridad Nacional del Departamento de Policía Metropolitana de Tokio.
En el momento del discurso de Abe, cuatro agentes de policía, entre ellos un miembro del contingente especial, custodiaban al ex primer ministro mientras otro vigilada la retaguardia.
Justo antes del incidente el agente encargado de la parte trasera estaba siguiendo con la mirada a un hombre que empujaba un carro justo detrás del exmandatario y no se percató de que el tirador se acercaba por detrás en diagonal, según detalles de la investigación recogido por la cadena pública NHK. Otro agente se encontraba vigilando el sendero donde estuvo inicialmente Yamagami, pero su zona de vigilancia era tan amplia que no se percató de que salía a la calzada.
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Abe se encontraba dando su discurso en una isleta de frente a la mayoría de los congregados, hacia donde se dirigía la mayor parte de la seguridad, mientras coches, bicicletas y personas pasaban por detrás. El incidente fue captado por numerosas personas que estaban grabando el mitin en sus teléfonos móviles.
La investigación interna de la policía servirá para revisar las disposiciones de seguridad y el despliegue para la protección de dignatarios en el futuro, en un país que cuenta con un bajo índice de criminalidad, un estricto control de armas y donde los mítines a pie de calle son parte de la cotidianidad política.
FUNERAL DE ESTADO
Abe recibirá un funeral de Estado este otoño, cuyos detalles están aún por determinar, después de que su familia celebrara unas exequias privadas en el templo budista Zojoji de Tokio a principios de esta semana que congregaron a miles en el área.
Será el segundo funeral de este tipo en el Japón de posguerra desde el dedicado en 1967 a Shigeru Yoshida, quien gobernó en una primera legislatura de un año (1946-1947) y posteriormente en un período relativamente estable de más de 6 años (1948-1954) en un país caracterizado por sus frecuentes cambios de Gobierno.
Abe es hasta la fecha el primer ministro más duradero de la historia de Japón, con un mandato inicial de un año, entre 2006 y 2007, y las legislaturas que encadenó con una cómoda mayoría desde diciembre de 2012 durante 7 años, 8 meses y 21 días hasta su renuncia en septiembre de 2020 por motivos de salud.