Seguridad irrita asistentes a sesión de la OEA

Seguridad irrita asistentes a sesión de la OEA

FORT LAUDERDALE (EEUU), 5 jun (EFE).- Inspecciones prolongadas, decenas de puestos de control, agentes de seguridad que desconfían de las credenciales emitidas oficialmente y el confinamiento de la prensa, han producido irritación entre los participantes en la XXXV Asamblea General de la OEA.

   Hasta el nuevo secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, tuvo problemas para obtener su credencial y sufrió demoras en los puestos de control donde agentes de más de 26 agencias de seguridad verifican una y otra vez la documentación, con perros y helicópteros incluidos.

   «Hemos tenido algunas dificultades en obtener credenciales y pasar por los numerosos controles», dijo Insulza al justificar su tardanza en un encuentro con la prensa.

   Para ingresar al centro, en el caso de los periodistas deben pasar ocho puestos de control en los que funcionarios exigen la credencial del medio que representan, además de la expedida por la OEA y otra identificación con foto.

   Este proceso se repite en los lugares de inspección que están localizados a escasos metros unos de otros e incluso en la entrada de acceso a la sala de prensa se deben encender y apagar las computadoras y los celulares.

   Y cuando logran ingresar al recinto, las autoridades los mantienen confinados. Los periodistas no pueden trasladarse fuera de la sala de prensa sin escolta oficial.

   «Tienen un 100 en desorganización», se quejaba un productor de Televisión que perdió casi dos horas en el proceso de inspección sin contar la gran vuelta que hubo de dar para llegar desde el hotel donde está alojado -que se encuentra a una cuadra del Centro de Convenciones- hasta su lugar de trabajo.

   Los chóferes de los autobuses contratados para trasladar a los participantes desde los hoteles al recinto de la asamblea también se han quejado porque cada vez que van al Centro de Convenciones les cambian la ruta de ingreso.

   Lo peor, en el caso de los 800 periodistas que cubren el evento, es que todo lo que consiguen es seguir las reuniones por televisión ya que, para moverse, necesitan escoltas y estas son del todo insuficientes para el número de reporteros que quieren salir de la sala de prensa.

   James P. Kierna, un portavoz de la OEA, trató de justificar el caos diciendo que «hay que entender que cuando tenemos a 26 agencias trabajando juntas las cosas se vuelven confusas».

   Los periodistas procedentes de Latinoamérica se han quejado de la falta de personal biling~e y de que, por ejemplo, los técnicos que asisten en los problemas de conexión de equipos, no hablan español.

   «Esto es horroroso, la desorganización es tan grande como la ineficacia de la propia OEA», se quejaba un periodista destacado aquí por una cadena de radio colombiana.

   Las engorrosas medidas de seguridad, hacen que los asistentes al evento eviten salir del centro y, por tanto, se ven obligados a comer en una cafetería donde una simple hamburguesa «de plástico» cuesta más de seis dólares, y un café tres. 

   De ahí que varios funcionarios de los que trabajan en esta reunión, decidieran recolectar el «dinero de un café» y comprarse una cafetera. 

   Muchos más, decidieron traerse la comida, ante la perplejidad de los agentes de seguridad cuando, en lugar de computadoras sólo, se vieron obligados a revisar emparedados, bolsas de fruta y yogures.

   La situación tampoco es fácil para los residentes de Fort Lauderdale, ciudad situada a unos 50 kilómetros al norte de Miami, que han tenido que afrontar demoras en el tráfico y desvíos.

   «No veo la necesidad de tener un evento como ese en esta ciudad que atrae turismo por sí misma. Esto será un infierno de varios días», comentó una mujer que paseaba en bicicleta.

   El dispositivo de seguridad es uno de los mayores llevados a cabo en el país este año, según las autoridades, y para ello se prepararon durante más de nueve meses.

   Sólo dentro del Centro de Convenciones hay más de 600 agentes custodiando las instalaciones que están protegidas con una cerca de metal de más de tres metros de altura.

   A la cita acudirán el presidente de EEUU, George W. Bush; su hermano Jeb, gobernador de Florida, y 33 cancilleres, además de la secretaria de Estado, Condoleezza Rice.

   Los cancilleres analizarán cómo hacer realidad los beneficios de la democracia y también examinarán los derechos humanos, la lucha contra la corrupción y las drogas, entre otros temas, durante sus reuniones.

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