Seguridad Social y desarrollo humano

Seguridad Social y desarrollo humano

El futuro del Sistema de Seguridad Social Dominicano sustentado en la Ley 87-01 no ha sido puesto en perspectiva con la seriedad que amerita. En la palestra pública se vienen discutiendo propuestas de modificación a la referida pieza legislativa que cursa en el Congreso Nacional. Dichos planteamientos están orientados en dos vertientes: 1) la ampliación de la cobertura, que incluye la salud personal, los riesgos laborales, el retiro y la muerte; y, 2) La inclusión de más personas al sistema de beneficios.
La realidad es que el sistema funciona en la medida en que se garanticen mecanismos eficientes de registro, inclusivos, equitativos, universales y sostenibles económicamente.

Pero, lo que la clase política dominicana sabe y no quiere decir, es que parece que la única manera de que a largo plazo el Sistema de Seguridad Social actual no colapse es mediante el recorte en los programas sociales del Gobierno o mediante el incremento de impuestos.

Es cierto que la economía dominicana es sui géneris. Tenemos niveles de informalidad de alrededor del 60% en la economía, personas que no ahorran lo suficiente para el retiro, no cuentan con ningún tipo de plan de salud, ni forman parte de la economía formal y con un nivel de desempleo alto con relación a la región del 5.5 por ciento.

Ahora bien, tenemos un bono demográfico, es decir, el 34% de la población dominicana se encuentra en el rango de 15 a 34 años, lo que implica que tenemos una gran cantidad de personas en edad productiva. Es importante destacar que ese rango poblacional tiene una tasa de desempleo del 30%.

No hay que tener un PHD –doctorado– en economía de mercado para darse cuenta que no hay forma de que sin una reforma que asuma el problema del Sistema de Seguridad Social tomando en cuenta todas sus variables y la realidad que tenemos como país, es decir, no solo la de una modificación que busca incrementar los gastos del Gobierno, podamos tener un sistema viable, solvente y con la capacidad real de asegurar el bienestar de las familias, los envejecientes y la salud de los ciudadanos.

La clave para que los usuarios tengan más opciones en el sistema, contando con la competencia leal de prestadoras de servicios de salud, garantizando la calidad de los servicios y estabilidad de los precios, además de pensiones dignas, funcionará solamente en el corto plazo, con dudosos estándares de calidad y predictibilidad en los servicios. Más aun, las inversiones de los fondos de pensiones en los instrumentos financieros que ofrecen las instituciones de intermediación financiera cayeron un 11% el año pasado.

El sistema irá colapsando en la medida en que el Estado no pueda contar con los recursos necesarios para cubrir a una población que se incrementa, exige legítimamente más y mejores servicios públicos, si no establece políticas públicas estatales que impulsen el ahorro individual y el acceso de la población en la economía formal y a instrumentos financieros de inversión eficientes que garanticen la sostenibilidad del sistema a largo plazo.

Muchos economistas entienden que la teoría clásica de que el ahorro es la clave para el retiro no es suficiente, aunque, a mi juicio, sí necesario. El Gobierno debe diseñar un mercado de opciones habilitadas mediante cuentas especiales de ahorro con incentivos de impuestos, en coordinación con el sector privado, los empleadores, prestadores de servicios de salud y pensiones desde el inicio de la carrera de una persona en el mercado laboral. Para esto deben utilizarse planes de salud bien diseñados, pensados para todas las posibles necesidades individuales de cada quien, el retiro y la muerte, asegurando el bienestar de la familia y los individuos. Para esto se deberán crear plataformas digitales que permitan el acceso universal y eficiente de todos los dominicanos al sistema.

El Estado debe garantizar también que el cambio de empleador no perjudique los beneficios de retiro y de planes de salud. Para esto tienen que tomarse en cuenta los costos de operación por parte de los empleadores y las alianzas público-privadas que se pueden generar con fines de promover una relación ganar-ganar entre el empleado y el empleador, para garantizar la salud y el retiro de la persona después de haber cumplido los 65 años, que es lo ideal.

Las decisiones sobre la salud y los fondos necesarios para el retiro deben tomarse lo más temprano posible en la carrera de la persona. Esto quiere decir que las opciones de planes de ahorro e inversión, los mecanismos de registro en los planes del Gobierno, deben estar prediseñados y habilitados de manera que puedan incluso beneficiar automáticamente a quien no tome o no quiera tomar ninguna decisión al respecto durante su vida productiva. Por eso la importancia de los impulsos desde el Estado de políticas empresariales orientadas al bienestar laboral, incentivando mediante mecanismos transparentes y eficientes la inclusión en el Sistema de Seguridad Social.

Sin excluir otros, uno de los principales indicadores de una sociedad verdaderamente humana y desarrollada es el funcionamiento eficiente, eficaz y efectivo de su Sistema de Seguridad Social, en cuyo ámbito el Estado tiene que apostar los mejores y especializados recursos humanos y la mayor cantidad de recursos económicos para garantizar su universalidad.

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