Seguridad y sociedad

Seguridad y sociedad

He recibido mensajes relacionados con los dos últimos artículos donde he abordado el surgimiento del Grupo de Expertos en Seguridad y Defensa – GESD – con comentarios y observaciones que me motivan, y obligan, a volver al tema. Es grande la preocupación.

Efectivamente, el problema de seguridad que se enfrenta en la República Dominicana, entendida la misma de manera integral, que es lo correcto, y no solo en el sentido de la integridad física del ciudadano ante una situación de criminalidad, no es solo una situación que requiera de acción y prevención – que indudablemente también son necesarios – sino que requiere de mucha educación. En el país se cuenta con un marco legal muy completo – aunque siempre, aquí y donde quiera, deba ser actualizado y revisado.

El problema, la más de las veces, no es de necesidad de una ley sino de la aplicación de la misma y/o el respeto de esta por todos y cuando se dice “por todos” ello comprende tanto a responsables de su aplicación como a toda la ciudadanía. De ahí que la educación deviene igualmente en un componente de primer orden de la seguridad: con más educación habrá igualmente más seguridad en la sociedad. Mientras más respetuosos seamos de las leyes sufriremos menos las consecuencias de su ignorancia. Los accidentes de tránsito – que generalmente bien pueden calificarse como “crímenes de tránsito”, producen más muertes que los homicidios llenando de luto y dolor a más familias. Es lamentable como que casi nos hemos acomodado a ver las barbaridades que se cometen habitualmente no solo por verdaderos bárbaros, sino también por irresponsables e indolentes. Irrita presenciar cómo a veces los responsables de hacer cumplir la ley no reaccionan ante violaciones porque casi lo ven como normal. No menos irritación produce cuando los ejecutores de la ley efectivamente están realizando su trabajo hay quienes se quejan y hablan de “flexibilidad” y hasta defienden a “pobres padres de familia” sin comprender que si no se pone orden otros padres de familia tendrán que llorar a sus víctimas. Ante la ley, sea la que sea, no se puede ser flexible; hay que exigir su cumplimiento.

Eso es en el tránsito, pero son muchos los ámbitos de la vida diaria donde el no ajustarse a lo normado y legislado crea situaciones que potencialmente ponen en peligro la integridad física de ciudadanos, hombres y mujeres. Son múltiples las situaciones que se generan en el marco de la convivencia diaria. Sabemos lo del respeto a los parqueos y sus consecuencia, pero se dan muchas más situaciones que en buena medida son problemas de educación. La bravuconería es un ejemplo.

El GESD – como parte de la sociedad ante la urgencia nacional – no pretende ser una instancia más sino un “oído” que acompañando a las comunidades le permita captar preocupaciones y propuestas porque la verdadera sabiduría – o experticio – está en la población.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas