Seguro estatal contra daños por huracanes y terremotos

Seguro estatal contra daños por huracanes y terremotos

Nuestro sector privado a través de compañías privadas de seguro puede resarcirse de los daños que huracanes y terremotos causen a sus casas, apartamentos, vehículos, negocios y hasta lograr pagos por pérdidas de vida. La excepción hasta ahora han sido los daños a cosechas (caña, arroz, guineos, etc.) pues este riesgo solo es cubierto, y en baja proporción, por un seguro estatal administrado por el Banco Agrícola.
Pero, ¿cómo se asegura el gobierno dominicano contra daños causados por huracanes y terremotos a su infraestructura física, como carreteras, puentes, puertos y aeropuertos? ¿Contra daños a la economía en general del país?
Las naciones del Caribe desde el 2007 y las centroamericanas desde el 2015 cuenta con la disponibilidad de un seguro que ha sido auspiciado por el Banco Mundial y los gobiernos de Japón, Canadá, la Unión Europea, el Reino Unidos y Estados Unidos. Ya lo integran diecisiete país, quienes se incorporan al esquema pagando una prima anual. Se llama la Facilidad Caribeña Contra Riesgo Catastrófico (CCRIF por sus siglas en inglés). Lo novedoso del programa es que las pérdidas se calculan, no en base a evaluar, in situ, los daños físicos, lo que toma mucho tiempo, sino en base a criterios paramétricos, es decir la velocidad del viento y las pulgadas de lluvia durante un huracán dado y la escala Richter en caso de terremoto, todo tomando en cuenta el tamaño de la economía. Eso permite desembolsar dentro de los catorce días después de la tragedia, que es cuando los gobiernos más necesitan el dinero. El CCRIF a su vez se reasegura en el mercado de Londres.
La isla de Dominica, por haber sido azotada por María, ya recibió US$19 millones, recursos que el gobierno de esa isla puede utilizar libremente. Las islas Turcas, afectadas por Irma, recibieron US$14 millones. Cuando Matthews perjudicó la península de Tiburón, Haití recibió US$20 millones. En total ya se han desembolsado US$126 millones.
Los países del Caribe angloparlante y Haití se benefician de este esquema y al mismo ya se incorporó Nicaragua. Sin embargo, la República Dominicana no pertenece al mismo, teniendo el derecho. ¿Por qué? No lo sabemos. Probablemente ni siquiera hemos aplicado, pero definitivamente deberíamos ser miembro.
El CCRIF debe de recibir de países ricos más recursos para que pueda asegurar por montos mayores que los que cubre actualmente. En adición, esos países deben de crear un fondo internacional.
Eso lleva al tema de cómo resarcir a los países pobres por los daños causados por el hombre y que han provocado el calentamiento global, lo que, al subir el nivel del mar, a su vez provoca que los huracanes sean ahora más violentos y que se deterioren las playas, el gran activo turístico del Caribe.
Ese calentamiento ha sido provocado por los países industrializados, incluyendo China y la India y las naciones pobres afectadas tienen la esperanza de que sean compensadas, a través de un fondo, por los primeros, bajo las obligaciones del Acuerdo de París firmado en el 2015. Sin embargo, no solo es que Estados Unidos se ha salido de ese esquema, sino que los industrializados no reconocen su responsabilidad de ofrecer compensación. Nuestro Presidente Danilo Medina dijo recientemente en Naciones Unidas: “El cambio climático y sus consecuencias no debe de ser un asunto especulativo o para debates. Es una verdad que nos golpea y que causa gran incertidumbre”.
La semana pasada el Fondo Monetario Internacional (FMI) subrayó que los países pobres serán incapaces de hacer frente por sí solos a los efectos económicos del calentamiento global sin un “esfuerzo global” de las economías desarrolladas y calculó una pérdida estimada del 10% de su producto per cápita hasta el año 2100.
En consecuencia, lamentablemente luce que el gobierno dominicano, país por suerte no afectado tan seriamente como otros por Irma y María, con los recursos de los contribuyentes tendrá que arreglar nuestras infraestructuras y las playas que se han deteriorado y se siguen deteriorando. Ya hemos tenido una experiencia positiva en Juan Dolio y Puerto Plata, cuando hace unos años el Ministerio de Turismo invirtió en ellas.

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