Seguro que no fue el síndico

Seguro que no fue el síndico

POR  DOMINGO ABRÉU COLLADO
El responsable de que ese camión atisbado de basura se pasée por la ciudad de La Romana, sin cobertura, exhibiendo y soltando basura, para luego agarrar la carretera que lleva a San Pedro de Macorís en busca de su destino, no fue el síndico, José Ramón Reyes Reyes. No, no, no, en manera alguna fue él el responsable de semejante descuido.

Eso de mostrar un camión cargado de todo tipo de desechos, descompuestos, asquerosos y malolientes, no es del estilo del síndico de La Romana, José Ramón Reyes Reyes.

Una ciudad que se considera como una meca del turismo, que alberga uno de los complejos turísticos más notorios del Caribe, que es la cuna del famoso filete “Romana Red”, no está como para que un camión le ande soltando podredumbre por sus calles y sobre sus filetes “Romana Red”, eso no lo toleraría el síndico José Ramón Reyes Reyes. Es más, ¡¡no lo tolera!!, ¡que no, que no, que no!

Lo más seguro es que el síndico de La Romana tiene ya como una ordenanza cumplida que todos los camiones de basura transiten sus calles y carreteras cubiertos con una lona. Pero el vicesíndico se descuidó, y alguno de sus asistentes se descuidó, y también se descuidó el encargado de ornato, y otro descuido hubo por parte del encargado de recogida de basura, y un quinto descuido le ocurrió al responsable de transporte, y el descuido que sigue fue del chofer… ahh, pero el seguro responsable fue ese maldito ayudante del chofer. ¡Ese es el culpable! ¡Ese es el que hay que condenar como a seis meses de cárcel y medio millón de multa! No al síndico José Ramón Reyes Reyes, en absoluto, ni pensarlo, ¡que a nadie se le ocurra!

Porque si es por falta de lonas, con toda seguridad, ése hasta saca de su bolsillo para comprarlas y cubrir los camiones para evitar que se contaminen los filetes “Romana Red”… y la gente, de paso.

Porque ¿usted sabe lo que es ese triste espectáculo exhibiéndose por La Romana? ¡Por Dios! Ni que estuviéramos en Nueva Orleans acabando de pasar Katrina. ¡Ay cuando el síndico José Ramón Reyes Reyes lo sepa! ¡Ay la que se va armar! Yo no quisiera estar en la piel del vicesíndico, ni del asistente, ni del director de ornato, ni del encargado de transporte, ni del chofer. Y mucho menos del ayudante del chofer, ese afrentoso, descuidado, malhechor, pútrido y enemigo del partido… ¡Anjá! quizás fue algún gancho que le tiró al síndico, o algún favor que el síndico no le pudo hacer.

Y estando ya tan cerca de las elecciones congresuales -apenas a ocho meses- este tipo de cosas suelen ser planificadas por el enemigo. Otra cosa no podría ser, porque esto no es común en La Romana, cuna del filete “Romana Red”. Habrá que investigar al ayudante del chofer hasta las últimas consecuencias. ¡Y cuidado si ya tenía un pasaporte de regidor para alzar el vuelo desde el mismo aeropuerto de Romana! Porque, definitivamente, el síndico José Ramón Reyes Reyes está sobre toda sospecha en relación con ese camión “full” de desperdicios e irresponsablemente descubierto.

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El síndrome del “trancajilo”

Primero tendría que explicar lo que es un “trancajilo” para aquellos que desconocen el término. Un “trancajilo” es el cordón que cierra y aprietan las bocas de las árganas o serones con que se cargan los burros y mulos. Semejante trabajo para un cordoncito de cabuya se intuye definitivamente fuerte y comunmente excesivo. Y efectivamente, con el paso de los días y el “tranca” que “tranca” árganas, el cordoncito empieza a debilitarse, a soltar fibras y finalmente romperse.

Pero si usted cree que nuestros campesinos lo van a sustituir por una soga nueva, resistente y funcional, se equivoca. El “trancajilo” va a estar siendo remendado una y otra vez, con cabuya, con alambre, con bejuquitos, con tiras o con cualquier otra cosa que pueda anudarse y que resista aunque sea media hora.

Pero si usted cree que al llegar a la casa o al destino, nuestros campesinos van a sentarse a reparar el “trancajilo”, usted vuelve a equivocarse. El serón o las árganas serán tiradas en un rincón hasta que vuelvan a ser utilizadas. Y así, hasta el final de los días de las árganas, cuando ya no le caben más hoyos.

Pues algo similar ocurre en nuestros campos con cantidad de otras situaciones. Esa de la foto, por ejemplo. Un tubo de PVC fabricado para instalación eléctrica, es utilizado aquí para conducir agua. Claro, uno para agua es más grueso y resistente, pero más caro.

Pero además, ese tubo va a ser pisado por gente, caballos y vehículos, y va a estar siendo remendado cada vez que “largue un caño”, hasta que ya sea imposible un remiendo más. Y muy raro será que alguien piense en el sitio en hacer una ranura bien estrecha y suficientemente profunda para colocar el tubo a salvo de los vehículos y cubrirlo de cemento, con un poco de asfalto o hasta con un poquito de rockash. Un caso más del terrible “síndrome del trancajilo”.

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Y así se va a quedar

Este tramo de carretera lleva a la Presa de Hatillo, desde la ciudad de Cotuí. Y lo “abrieron en canal” para colocar quién sabe qué cosa. Y luego, como se ve, cubrieron la zanja y la dejaron tal cual la ve usted. De manera que sea el paso de los vehículos y el tiempo lo que aplane y compacte el relleno.

Pero en tanto, ¿qué puede pasar aquí? Por lo pronto, ese material suelto y en medio de la carretera crea inestabilidad en los vehículos, porque una rueda delantera y una rueda trasera van a correr sobre él mientras las otras ruedas van a correr sobre pavimento estable, lo que puede provocar deslizamiento.

Si el deslizamiento se produce mientras solamente pasa un vehículo éste puede estrellarse con un árbol, o por lo menos salirse de la vía. Pero si el deslizamiento ocurre al paso de dos vehículos, entonces habrá colisión. Esta colisión será tan fuerte con tan veloz se acerquen los vehículos, y sabemos cómo se conduce en la Dominicana. El peligro es mayor en la noche, porque -como podrán adivinar- nadie se ha ocupado de colocar señales de advertencia de peligro, mucho menos colocarle lámparas para advertencia nocturna. La nocturnidad aumenta el riesgo, pues si no se advierte a tiempo lo que ocurre, es probable que la persona que conduzca se sorprenda con el cambio brusco en el pavimento. Las vibraciones repentinas pueden hacer que el conductor gire instintivamente el guía y pierda el control del vehículo. Pero si es una conductora, ésta agregará un grito al giro instintivo, y si lleva un acompañante, lo más probable sea que éste dé un salto y se parta la cabeza con el techo, o, en otro posible caso y si tiene problemas cardíacos, le ocasione un paro cardíaco.

Y así, un rosario de casos pueden darse solamente por la situación de esta vía, pero así se va a quedar, se los aseguro.

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¿No lo ha pensado la Secretaría de Turismo?

Esta foto ilustra casi panorámicamente la presa de Hatillo y el paisaje en su entorno, hermoso en realidad. Este es un sitio que tiene un potencial turístico enorme, ya lo hemos dicho en otras ocasiones.

Parte de sus posibilidades lo es la carretera que corre sobre el muro de la Presa, como lo son todas las carreteras sobre muros de presas, aquí y en todo el mundo. Bien. Y ¿qué es lo que sugerimos?

Aquí, sobre el muro de la Presa de Hatillo, al lado de la carretera, y colocado en el centro a en uno de los extremos, pueden colocarse paneles informativos para turistas. Hay que saber que los turistas no solamente buscan sol, sino también información.

Estos paneles deben llevar la siguiente información: historia de la presa (cuando se construyó, quién la construyó, el volumen de agua del embalse y el tamaño en kilómetros cuadrados); interés natural (qué peces viven en el agua del embalse, qué se hace con ellos, cuáles aves habitan en su entorno, qué tipo de bosque la rodea, cuál es la pluviometría, cómo es el clima de la región); historia cultural (qué grupo indígena estuvo en la zona, las cuevas que existen en el área, la importancia de esas cuevas, información sobre la población actual); historia económica (de qué vive la genta actualmente, qué aporta la zona en materia de agricultura, la importancia económica de la presa).

Y esto, señores de la Secretaría de Turismo, es necesario hacerlo en todas las carreteras de las presas, y no creo que se necesite un proyecto millonario para ello. ¿No lo habían pensado?

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