Seguros, una respuesta a la dinámica de la sociedad

Seguros, una respuesta a la dinámica de la sociedad

POR FÁTIMA ÁLVAREZ
Las demandas de la vida actual crean necesidades inexistentes hace unos años. La propiedad privada, la violencia social y otros elementos que se han agregado a la cotidianidad, exigen que la gente asegure sus bienes y propiedades en función del valor que poseen y de lo que representan para su propietario.

Es así como nace el seguro. “El seguro es parte de la  modernidad. En tiempos inmemoriales era algo que no se concebía. La gente artesanalmente buscaba la manera de hacerlo, muchas veces a través de un fondo de garantía común, pero llegada la modernización, es una industria aparte, creada para garantizar el flujo de la vida moderna”, dice el doctor Aurelio Guerrero, intendente de la Superintendencia de Seguros.

“La gente necesita estar asegurada y, contrario a lo que muchas veces se piensa, el seguro no es un gasto, sino una inversión; tú inviertes en tu seguridad que es la garantía de que ante cualquier azar, siniestro o imprevisto puedas restablecer tu vida en las condiciones más similares a las que tenías antes del hecho”.

“El seguro da tranquilidad porque es garante de que la gente que sobrevive al siniestro siga viviendo el tipo de vida que tenía anteriormente”.

Hasta hace relativamente poco tiempo, los seguros primordiales en torno a los cuales giraba el interés de la gente, eran los de salud y los de vida, y el seguro de vehículos, que desde hace muchos años es obligatorio. Hoy día se asegura todo, desde un cuadro hasta las piernas de una bailarina.

“Esto es porque el seguro es una expresión, una respuesta a la realidad. La gente a lo que es más sensible es a los problemas personales, por eso demanda y reclama los seguros de salud. Incluso cuando vas a entrar a una compañía preguntas por el seguro, que forma parte del paquete de su contrato”.

“Hay seguros obligatorios como el de vehículo de motor, que desde 1954 pasó a ser obligatorio por ley, ya que es una manera de protegerse de daños a terceros. Ese lo posee la gente en más de un 90%.

Luego vienen los seguros en función de lo que la gente más siente y reclama; sin embargo, ciertos siniestros de la naturaleza, como el ciclón David o el incendio de Plaza Naco, han sido hitos en la industria aseguradora dominicana”.

Señala Guerrero que la gente cada vez que hay un impacto de este tipo se concientiza y acude al seguro porque sabe que es una respuesta en la que tiene que invertir.

“Está el caso del seguro por mala práctica profesional, que es una garantía frente a las demandas legales que puedan presentarse”.

Pero ya el seguro se usa hasta como impacto publicitario: el mejor trasero, las piernas más bonitas, el brazo de Pedro Martínez… y así por el estilo, por lo que el seguro es una respuesta a una necesidad, a la dinámica de la sociedad y lo que hace es que se vuelve creativo, lo que no existe se diseña, si hay demanda se diseña o se crea la necesidad”.

Una de las pólizas que tiene mayor demanda es la de estudios. A través de ella se crea un fondo especial en la que los padres van pagando por adelantado los estudios de sus hijos.

“En el caso de que el padre fallezca, la inversión que no se terminó de hacer el seguro la asume. Es interesante porque a todos les interesa educar a sus hijos. Éste es un seguro que siempre ha existido y no pierde vigencia”.

Los dominicanos no han creado en sentido general hábitos de seguro. Se aseguran básicamente en lo que es obligatorio por ley, o frente a las contingencias que representa una enfermedad, pero más allá no existe mucha conciencia sobre el seguro.

“Sólo el seguro de salud es buscado con insistencia por la población, sobre todo la población de un nivel económico determinado. El dominicano tiene muchas urgencias y muchas precariedades por lo que piensa en función de sus prioridades y después piensa en seguro.

“A pesar del desarrollo que tiene el seguro y que se incrementa en función del desarrollo, del crecimiento del producto interno bruto, o la inflación, el crecimiento esencial se basa en eso, más que en el número de asegurados”.

LOS FONDOS DE INVERSION

Según señala Guerrero, cada riesgo tiene un tipo de seguro. En muchos casos se requiere la renovación anual del seguro. La cláusula de utilidades paga los beneficios que percibía por las utilidades.

Las aseguradoras pagan un 10 % de las primas cobradas al Estado, más 1% por las utilidades al asegurado, y es que el seguro funciona como agente retenedor de los impuestos que debe pagar el cliente al Estado.

La superintendencia de Seguros regula a través de la Ley 146-02 las funciones de las aseguradoras, como lo son los índices de solvencia, capital mínimo y la fiscalización de inversiones, de tal manera que haya una sanidad que garantice la estabilidad del sistema, según señala el doctor Aurelio Guerrero.

“La ley regula las reservas. Las inversiones sólo pueden llegar al 30% en un banco aliado, eso se fiscaliza, porque de lo contrario, si invierten el 100% y el banco va a la quiebra, quiebra la aseguradora por arrastre. Esa es responsabilidad de la Superintendencia”.

El 70% restante pueden estar en documentos que puedan ser hechos líquidos inmediatamente como los certificados de depósitos y bonos, indica.

“El seguro es una variable dependiente del sistema financiero, le va mal si se deteriora el equilibrio macroeconómico, lo que implica un desajuste total; la pérdida de valor de la moneda afecta mucho a las aseguradoras. Eso obliga a los seguros a actualizar el valor de las pólizas, no se establece una tasa cambiaria fija para estas operaciones, sino que se actualizan en función del crecimiento de la inflación.

Ahora está pasando a la inversa, pues hay la necesidad de ajustar los precios del mercado a raíz de la baja del dólar, pues de lo contrario le indemnizaría por el valor del mercado, no por el valor de la prima que paga”.

Como los precios están sujetos a la ley de la oferta y la demanda, se busca un ajustador que verifique la realidad de los precios en el mercado, indica el profesional.

“La póliza es un contrato entre el polizahabiente y la compañía de seguros, por lo que tiene que ser sobre base cierta. La posición de la Superintendencia es de árbitro en los conflictos que se dan entre cliente y asegurador”.

PERFIL

Aurelio Guerrero Sánchez es politólogo y abogado. Ejerció como notario público. Posee un ejercicio de más de 20 años como asegurador en varias compañías de seguros. Fue docente universitario y ahora intendente de la Superintendencia de Bancos.

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