Seis muertos y 40 heridos en nuevo atentado en Irak

Seis muertos y 40 heridos en nuevo atentado en Irak

BAGDAD.- Al menos seis personas murieron ayer y más de 40 resultaron heridas, víctimas de un atentado perpetrado contra una mezquita chiíta repleta de fieles, en la conflictiva localidad iraquí de Baquba, de mayoría suní.

El ataque, similar a otros ocurridos meses atrás en las ciudades santas de Nayef y Kerbala, parece un nuevo episodio de la soterrada guerra en la que se han embarcado radicales suníes y chiítas desde la caída del presidente iraquí, Sadam Husein.

Según fuentes de la Policía local, sobre las 13:00 hora local (10:00 GMT) hizo explosión un artefacto colocado en una bicicleta que había sido abandonada a escasos metros del exterior del templo, donde a esa hora se despedían los fieles.

Testigos aseguraban, sin embargo, que los explosivos estaban escondidos en un taxi que quedó carbonizado y que se encontraba frente a la mezquita, situada en un barrio residencial de Baquba, a unos 65 kilómetros al noroeste de Bagdad.

«Ha podido ser una matanza, ya que la mezquita estaba abarrotada y muchos de los creyentes habían tenido que rezar y escuchar el sermón desde el exterior», explicó un agente de la Policía iraquí.

Al hospital de la ciudad fueron trasladadas cerca de 40 personas, varias de ellas en estado muy grave.

Según los médicos, hay tres o cuatro heridos cuya vida corre peligro, con lo que el número de muertos podría verse incrementado en las próximas horas.

[b]Prisionero de guerra[/b]

El Pentágono confirmó este viernes al derrocado líder iraquí Saddam Hussein como prisionero de guerra.

«El status de Saddam es el de un prisionero de guerra», dijo Lawrence DiRita, portavoz jefe interino del Pentágono.

El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, fue informado este viernes de que los abogados del Pentágono determinaron que el ex presidente iraquí era un prisionero de guerra bajo las disposiciones de la Convención de Ginebra, dijo DiRita.

[b]En Tikrit[/b]

Fuerzas de Estados Unidos realizaron durante la noche una de las más grandes incursiones en esta población desde que Estados Unidos y sus aliados invadieron Irak, deteniendo a 14 iraquíes buscados en vinculación con ataques en la ciudad natal de Saddam Hussein.

Más de 300 soldados realizaron una serie de allanamientos en 20 viviendas y en tres comercios de Tikrit poco después de la medianoche del jueves buscando a 18 hombres y adolescentes que se cree están atacando a soldados estadounidenses.

Treinta iraquíes fueron llevados en la madrugada del viernes a un campamento militar para ser interrogados, entre ellos 14 de 20 hombres buscados. Los otros 16 hombres fueron mantenidos en custodia en vinculación con los iraquíes buscados.

Entre los detenidos figuraba uno de dos hombres que se sospecha hizo detonar una bomba en una carretera que causó la muerte de la soldado estadounidense Analaura Esparza Gutiérrez, de 21 años, de Houston, Texas, el primero de octubre.

[b]El ataque[/b]

El atentado contra la mezquita ocurrió escasas horas después de que dos adolescentes perdieran también la vida en Baquba, víctimas de un ataque con morteros.

Este el segundo ataque mortal que se perpetra contra una mezquita chiíta en Irak desde que hace nueve meses las tropas norteamericanas ocuparan el país.

El más grave de ellos ocurrió el pasado 29 de agosto, cuando un coche-bomba aparcado frente a la mezquita del Imán Ali, en Nayaf – capital del chiísmo-, mató a 83 personas, entre ellas el líder espiritual de la Chia iraquí, Mohamed Baquir al-Hakim, quien meses antes había regresado del exilio en olor de multitudes.

Ambos atentados fueron perpetrados a la hora de la preceptiva oración del viernes, a la que acuden numerosos fieles.

Además, el pasado 28 de diciembre, una serie de atentados en cadena mataron a 19 personas, entre ellas siete soldados de la coalición, en la ciudad meridional de Kerbala, segunda ciudad santa de la Chía en Irak.

En esa ocasión, la población y los partidos políticos culparon de la violencia a grupos de integristas radicales suníes llegados desde el exterior y apoyados por fugitivos iraquíes todavía leales al depuesto tirano.

Los chiítas denuncian que activistas vinculados con el wahabismo, rama del Islam nacida en Arabia Saudí y que alimenta la ideología de la red terrorista internacional «Al Qaida», penetraron en Irak al aprovechar el caos extendido tras la invasión.

«No son un grupo de resistencia, porque no han venido a liberar Irak. Solo buscan la inestabilidad del país, que entienden como un campo abonado para librar su guerra santa contra infieles y chiítas», dijo a EFE Saad Abdel Rashad, asesor del actual presidente de turno del Consejo de Gobierno Provisional iraquí, Adnan Pachachi.

Los suníes, por su parte, acusan a los chiítas, mayoritarios en el país, de acciones violentas para vengarse de los años que estuvieron bajo el yugo de Sadam Husein.

Hasta la fecha, solo una mezquita suní ha sido atacada -el pasado 9 de diciembre-, atentado en el que murieron 3 personas.

Días atrás, clérigos y líderes tribales suníes se reunieron para fundar un Consejo Consultivo desde el que defender sus derechos en el nuevo Irak.

Pese al enfrentamiento verbal, un grupo religiosos de las dos corrientes mayoritarias del Islam discutieron el pasado viernes, en Bagdad, las vías para anular el odio e impulsar una reconciliación nacional que ayude al proceso de reconstrucción.

Wahabíes suníes y chiítas están enfrentados desde que en 1979 triunfara la revolución islámica en Irán y el ayatolá Jomeini fundara el primer Estado musulmán chiíta de la historia contemporánea.

El Islam se escindió en dos corrientes principales -Chía y Suna- en el año 656 después de Cristo, debido a una disputa por el liderazgo de la creciente comunidad musulmana.

Los chiítas defendían la candidatura de Ali, yerno del profeta Mahoma, frente a las aspiraciones del fundador de la dinastía omeya, Muawiya.

La disputa devino en una especie de «guerra civil» que tuvo como escenario el actual Irak: en Kufa fue asesinado Ali (año 661), y en la famosa batalla de Kerbala su hijo, Husein, muerte que consolidó la histórica supremacía de la Sunna.

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