Seis poetas cubanos, una obra desconocida
de Juan Isidro Jimenes Grullón

Seis poetas cubanos, una obra desconocida <BR>de Juan Isidro Jimenes Grullón

POR LEÓN DAVID
El texto que a continuación hacemos público es el prefacio escrito por León David al libro «Seis poetas cubanos» de la autoría del doctor Juan Isidro Jimenes Grullón, obra de crítica literaria desconocida en este país, que fue presentada el pasado jueves 11 de agosto en el fórum Pedro Mir de la librería Cuesta.

Esta primera edición dominicana de librería La Trinitaria sale a la luz 50 años después de que fuera publicado dicho volumen en La Habana –1955- edición que se agostó de inmediato.

El Dr. Juan Isidro Jimenes Grullón es para cuantos curan de la verdad una de las figuras emblemáticas de la intelectualidad dominicana del pasado siglo; acérrimo opositor a la tiranía despiadada de Trujillo (régimen que hiciera de la mentira norma y ejercicio cotidiano de la abyección), tan ilustre polígrafo, pese a la desatención nada inocente con la que hoy se intenta relegar su obra y arrinconar su nombre, sigue siendo tenido en los círculos de la gente instruida –no podía ser de otro modo- por uno de los más acuciosos científicos sociales que nuestro país, en pensadores de fuste bastante pobre, puede con orgullo exhibir.

Aun cuando el grueso de los copiosos títulos que en vida publicara, al no haber sido reeditados pocos son los lectores que hogaño tienen el privilegio de consultarlos, no es arriesgado afirmar que a Jimenes Grullón, en tanto que hombre de letras, se le suele incluir en la estirpe austera y taciturna de los filósofos, historiadores y críticos sociales.

La catalogación no es incorrecta; mas sí, acaso, no del todo justa… Amén de la notable contribución que a su fecunda pluma debemos en lo que toca a la inquisición filosófica e histórica (baste recordar sus polémicos volúmenes acerca de José Ortega y Gasset y su monumental «Sociología política dominicana»), Jimenes Grullón, humanista genuino y mente organizada y erudita, nunca descuidó deambular por los amables jardines de las artes, y muy en particular, de la poesía.

Seis poetas cubanos, que lleva por subtítulo «Ensayos apologéticos» es obra sabrosa y refrescante que reúne igual número de lúcidas propuestas de valoración literaria, trabajos que, entre otras cosas, brindan testimonio inconcuso de la afición a la lírica que el insigne escritor dominicano siempre patentizó. No por azar el primer libro registrado en la bibliografía de Jimenes Grullón –fruto gentil de adolescencia soñadora- es el poemario romántico-simbolista Aguas de remanso. Pues al autor de tantos peritajes rigurosos y a menudo áridos no le faltaba corazón. Su refinada sensibilidad le predisponía a la caricia del poema, al ósculo de la música, al abrazo urente de la belleza esquiva…

De pareja pasión da fe –repito- Seis poetas cubanos, libro entregado a la estampa hace exactamente medio siglo –1955- en tirada única realizada en La Habana por la Editorial «Cromos», única porque no tengo noticia de que se haya hecho jamás ni en la fraterna patria de Martí ni en otras latitudes reimpresión alguna.

No es el propósito de estas palabras liminares enjuiciar minuciosamente los ensayos de estimativa literaria insertos en la obra que nos ocupa; empeño semejante me haría traicionar la cautela que el sentido común recomienda y sugiere la cortesía. Por consiguiente, para dar remate a esta nada ambiciosa introducción, me circunscribiré a poner de resalto dos o tres bondades del escrito de marras.

La primera felicidad de estas glosas críticas es que Jimenes Grullón no pretende llevar a término una fatigosa y aburrida indagación académica, de esas que responden a los modos y jergas técnicas de las monografías especializadas, sino, oportuna modestia, revelar al lector las prendas del poema mediante el expediente honrado, precioso, eficaz, de exponer con palabras cálidas y sencillas los estados anímicos que la voz poética del aedo examinado lograra en el fuero íntimo del escoliasta suscitar.

Tal enfoque analítico –que acaso no sea erróneo calificar de impresionista-, si bien ha sido frecuentemente tildado de carecer de rigor o de prestarse a caprichosos dictámenes ponderativos y paráfrasis ociosas, tiene la ventaja, a mi modo de ver decisiva, de que atrae al lector a lo esencial del texto del poeta estudiado, al núcleo de original expresión que germina en su verso, cómplice fascinación que medra en virtud de íntima propagación anímica, de compartir el embeleso de saborear una voz, de paladear un acento, de absorber la fragancia de cierta entonación irrepetible.

Va de suyo que el alcance y validez del escrutinio impresionista dependerá no sólo de que el comentarista posea una hiper-perceptiva y estéticamente aquilatada sensibilidad, sino también, en no estrecha medida, de que disponga de un lenguaje claro, incisivo, estimulante en qué verter la vivencia que la lectura del poema alumbrara.

Por cuanto nos concierne, dificulto que nadie me desmienta si afirmo que en Seis poetas cubanos Juan I. Jimenes Grullón hace gala, con la maestría y naturalidad propias del escritor de casta, de una prosa cuyo pensamiento ilumina y su desenvuelta andadura desafía, incentiva y deleita.

Si a los conceptos precitados añadimos que el autor de las páginas que estamos conceptuando a cada instante nos obsequia atinadas observaciones y fulgurantes destellos intuitivos en torno al talante y excelencia de los creadores sobre los que fija su atención, y que los líricos escogidos por él cinco décadas atrás no han dejado de consolidar su predicamento en la Cuba contemporánea, no será difícil concluir que los ensayos de Jimenes Grullón siguen exhibiendo hoy tanta vigencia, atractivo y hermenéutica solidez como en aquel remoto año de 1955, cuando salieron, fresca aún la tinta, de la habanera imprenta.

En los días que corren, cuando en la república de la crítica literaria una mala estrella nos hace tropezar por modo inexorable con indigestos escritos académicos plagados de tecnicismos tan revulsivos como extemporáneos con los que el exegeta procura hinchar la vanidad ya que no sus fláccidas ideas y asténicas apreciaciones, la transparente prosa, fluida, ágil, elegante, tersa y espontánea de que hace alarde Juan Isidro Jimenes Grullón en Seis poetas cubanos se nos propone –en ello va nuestro crédito- como modelo de señorío literario y analítico planteo que, con melancólica satisfacción, no puede el lector agradecido dejar de encarecer.

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