1. La decisión en 1973 de la Asociación Americana de Psiquiatría de eliminar la homosexualidad de su lista de trastornos no se debió a algún descubrimiento científico, sino a una acción del movimiento de liberación homosexual, con el respaldo de otras minorías (caucus negro, feministas, etc.). Esto produjo una reacción en cadena que se extendió hacia psicólogos, maestros, enfermeras, médicos, sociólogos, teólogos y políticos. El argumento es: si los psiquiatras -que son los que saben de eso- dicen que es normal, ¿qué nos queda a nosotros? Ahora persiguen la completa liberación sexual, esto es, la eliminación de todas las parafilias. El argumento que se esgrime parece convincente: si ya se eliminó la homosexualidad, ¿cuáles argumentos quedan para satanizar sexo con animales, al brechero, exhibicionismo y pedofilia? La APA, pues, ha caído en un callejón sin salida.
2 – No se ha podido demostrar un gen causal. Los investigadores coinciden en una multiplicidad de factores, tanto sociales, psicológicos como biológicos. Es obvio, entonces, que el aprendizaje juega un papel central.
3 – La preferencia homosexual es clínicamente similar a las adicciones: exhiben timidez y vergüenza como rasgos de personalidad; se benefician de grupos de autoayuda similares a Alcohólicos Anónimos, y, tienen el mismo pronóstico favorable al tratamiento. Su ruta crítica transcurre desde el trauma familiar hasta la muerte prematura. Se trata, por consiguiente, de una adicción en el mejor sentido de la palabra.
4 – La ruta crítica es como sigue: (1) enganche de un progenitor y enfrentamiento del otro; (2) no acompañamiento del progenitor y hermanos del mismo sexo, a la vez que se le viste de forma inapropiada para su identificación sexual; (3) afeminamiento del varón, y amachorramiento de la hembra; (4) el fracaso en el grupo de iguales impide participar de juegos propios, a la vez que provoca burlas, lo cual va metiendo en la mente la idea de ser diferente; (5) exhibicionismo sexual de los progenitores prepara el terreno para el abuso sexual, y favorece una sexualidad precoz o desviada; (6) rupturas familiares, especialmente divorcio, provocan respuestas de venganza, refugiándose en la homosexualidad; (7) los medios de comunicación promueven la homosexualidad; (8) es vital la seducción en la adolescencia por una persona del mismo sexo, de más experiencia, y que conduce a un encuentro sexual, al principio desagradable, pero que luego se acepta como parte del juego; (9) esto se completa con un activo adoctrinamiento desde la comunidad homosexual, y, (10) la experiencia se repite hasta convertirse en adicción.
5 – Existe una notoria desproporción de enfermedades entre homosexuales y lesbianas: más cáncer de los genitales, abuso de sustancias, infecciones, trastornos mentales, violencia e inestabilidad en su relación de pareja, todo lo cual se traduce en una reducción de las esperanzas de vida, de hasta 20 años menos que la población heterosexual. Es por esto que muy pocos homosexuales llegan a viejos.
6 – Es falsa la idea de que una vez homosexual, siempre homosexual. La posibilidad de cambio es similar a las adicciones. Psicoanalistas, conductistas, terapeutas cognitivos, y las terapias reparativas confirman el buen pronóstico. En mi consultorio los he visto cambiar y reencontrarse con su sexualidad normal. El doctor Robert Spitzer, vocero de los psiquiatras que eliminaron la homosexualidad del DSM, fue retado a revisar clínicamente 200 ex homosexuales, y en su informe modificó su posición original al comprobar que las terapias reparativas sí modifican la preferencia sexual.
De modo que es una condición aprendida, dañina, e incluso con reducción de las esperanzas de vida, pero que, afortunadamente, se puede modificar.