Selectividad agrícola

Selectividad agrícola

Hace años les conté a ustedes del proyecto de Ramán Patel. Cónsul Honorario de la República Dominicana en Bombay, India, poseía negocios en los Estados Unidos de Norteamérica. Importaba alimentos desde su tierra natal para vender a las tiendas de abasto con clientela hindú. Habiendo venido al país probó una serie de frutas, y se inclinó por el mango, endémico de aquella nación asiática. Deseaba producir y exportar tajadas de mangos verdes en conserva salada, que ellos ingieren con delectación.

A poco Patel fue sustituido. No creo que fuera éste el motivo del retiro de Patel. Lo había llevado al Municipio de Baní, ahora fragmentado en otros Municipios y Distritos Municipales. Quise mostrarle tierras que ofrecía de forma gratuita la Asociación Pro-Desarrollo de la Provincia Peravia, Inc. a quien desarrollase una empresa creadora de empleos. Nativo del estado hindú de Gujarat, en donde los suelos se asemejan a los nuestros del centro del Cibao, tal vez los desestimó. Nunca, sin embargo, me explicó las causas de su cambio de planes.

¿Qué habría aportado Patel con un proyecto de la naturaleza del tan sucintamente enunciado? Empleos de campo y fabriles. Y dólares por la venta del producto final en el exterior. Estos últimos quizá no se habrían equiparado por su monto con los que generaba la exportación del ferroníquel. La gallina, empero, no se llena el buche de un picotazo. Es grano a grano que ella sacia su instintivo apetito.

Un proyecto existente desde antaño y que no ha logrado atención adecuada, pública o privada, es el de la siembra y cosecha de la uva. Carlos González, un experto que ejerce como gerente general de la Cooperativa de Vitivinicultores del Valle de Neyba, dice que cuatro decenios atrás la zona de producción era más extensa que la actual. En tiempos recientes, el Instituto Nacional de la Uva (Inuva) bajo la dirección del Lic. José Peña Santana, procura rescatar y elevar las antiguas zonas de producción. 

Tal vez Patel huyó al aspecto que ofrece la tierra banileja a la cual lo llevé. Los banilejos no le cogieron miedo a esos terrenos, ni antes ni ahora. Y los banilejos ofrecen una imagen clara del resultado de su incansable esfuerzo. Porque ellos están exportando mangos muy apreciados por sus compradores en el exterior. No incluyen su transformación, valor agregado en el sueño de Patel. Pero el trabajo emprendido por ellos sirve a las autoridades para probar que el campo tiene futuro si la gente encuentra apoyo.

Patel quizá no habría requerido ese apoyo, pues él aportaba el capital fundacional. Los cultivadores de mango de Baní se han provisto de recursos mediante aportes propios o financiamiento procurado por ellos en la banca privada. Pero el sector público debe tomar a los productores de la mano y orientarlos hacia áreas como aquella que quiso explotar Patel. Como aquella y sus similares.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas