Semana Santa en familia

Semana Santa en familia

La tradicional semana mayor en el conglomerado católico arranca con el simbólico Domingo de Ramos, fecha en la que se rememora la entrada de Jesucristo en el lomo de un borrico, a Jerusalén. La extensa festividad toma su mayor solemnidad a partir del Jueves
Santo para alcanzar su clímax el viernes hasta tornarse de inmensa alegría el Sábado de Gloria seguido del Domingo de la Resurrección. En nuestro país cada vez son más las personas que aprovechan el asueto religioso para vacacionar paseándose por balnearios, playas y montañas, olvidando temporalmente la rutina y las penurias, poniéndose en contacto directo con lo más hermoso que la naturaleza y el cerebro humano son capaces de concebir. Desafortunadamente, nunca deja de merodear el peligro de la tragedia, ya que con tanta movilización, siempre existe la posibilidad de uno que otro accidente fatal enlute a la familia. De ahí que resulte útil y pertinente refrescar la mente de los conductores de vehículos de motor y de los viajeros sobre la necesidad de recordar una serie de precauciones que asumidas oportunamente nos ahorrarían sinsabores y desgracias.
El tráfico por las carreteras del país se incrementa y no todo el mundo inspecciona su vehículo para asegurarse de que las condiciones mecánicas de su medio de transporte le ofrece la seguridad esperada. La velocidad y prudencia al conducir son vitales en la prevención de vuelcos y colisiones. Las distracciones visuales y sonoras son elementos nocivos para la alerta de los conductores. Tengamos pendiente a los imprudentes y los provocadores en el tránsito, recordando que rehuir una pelea no es sinónimo de cobardía. Si la ruta es larga, hagamos las paradas de rigor, para evitar el agotamiento. No debe faltar el lema continuo de “Si bebes no manejes” ni el de “Playa con alcohol no hacen buena liga”. Son muchas las familias que abandonan su hogar por varios días y cometen la indiscreción de anunciarlo a través de las redes; no deben sorprenderse cuando al regreso se encuentran con que su casa ha sido saqueada.
Mucho cuidado con lo que se ingiere en el camino y en los sitios de descanso; tengamos siempre presente la higiene en el manejo y uso de los alimentos, así evitamos infecciones e intoxicaciones.
Cuando estemos en la piscina, la playa o el balneario nunca perdamos de vista a nuestros niños, mantengamos una vigilancia continua. El uso de salvavidas nos ayudan a prevenir los ahogamientos accidentales. Los repelentes para insectos durante el día, y de mosquiteros al dormir evitan el dengue, la malaria y la chikungunya. Manténgase informado y preste la debida atención a los avisos de la defensa civil, Salud Pública, la Cruz Roja y los otros organismos de socorro.
Aproveche la estadía para conversar, escuchar y meditar junto a sus seres queridos y amistades. Ponga de manifiesto su espíritu gregario compartiendo con humildad los alimentos. ¡Ojalá incluya en su agenda una buena lectura que nutra su pensamiento con la savia del amor y de la misericordia hacia el prójimo. ¡Amaos los unos otros!, ¡Amarás a tu prójimo como a ti mismo! Nunca habrá redundancia en estas expresiones cuando están cargadas de sinceridad, más bien se complementan.
Oportuna es la temporada espiritual para reforzar el simbolismo de la cristiandad en la búsqueda de la verdad y a través de ésta refrescar nuestro amor por toda la humanidad.

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