El Miércoles Santo es el día que Judas traiciona a Jesús, según el Evangelio de San Mateo, que después del Domingo de Ramos, el Sanedrín (tribunal religioso judío) se reúne para condenar a Jesús a la crucifixión.
Se reunió para planificar como sería el proceder para llevar a Jesús hasta el calvario, donde estaba la cruz en la que sería clavado.
Ese Miércoles Santo, Jesús estaba en Betania , en casa de Simón. El Miércoles Santo es el último día completo de la Cuaresma, previo al comienzo del Triduo Pascual el día siguiente. La Cuaresma en sí finaliza el Jueves, en horas de la tarde, antes de la Misa de la Cena del Señor.
Según el Evangelio de San Juan dice que Judas Iscariote quería mantener el dinero para sí mismo porque “en realidad no le importaban los pobres” y era quien manejaba la bolsa común del grupo. Luego Judas fue al Sanedrín reunido y ofreció entregarles a Jesús a cambio de dinero. A partir de este momento, Judas Iscariote buscaba una oportunidad para traicionar a Jesús.
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Evangelio del día
El Evangelio según San Mateo (26,14-22) Donde cuentan la traición de Judas Iscariote:
“Entonces uno de los Doce, que se llamaba Judas Iscariote, se presentó a los jefes de los sacerdotes
y les dijo: ‘¿Cuánto me darán si se lo entrego?’. Ellos prometieron darle treinta monedas de plata.
Y a partir de ese momento, Judas andaba buscando una oportunidad para entregárselo. El primer día de la Fiesta en que se comía el pan sin levadura, los discípulos se acercaron a Jesús y le dijeron: ‘¿Dónde quieres que preparemos la comida de la Pascua?
Jesús contestó: ‘Vayan a la ciudad, a casa de tal hombre, y díganle: El Maestro te manda decir: Mi hora se acerca y quiero celebrar la Pascua con mis discípulos en tu casa’. Los discípulos hicieron tal como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua. Llegada la tarde, Jesús se puso a la mesa con los Doce. Y mientras comían, les dijo: ‘En verdad les digo: uno de ustedes me va a traicionar’.
Se sintieron profundamente afligidos, y uno a uno comenzaron a preguntarle: ‘¿Seré yo, Señor?’.
Él contestó: ‘El que me va a entregar es uno de los que mojan su pan conmigo en el plato. El Hijo del Hombre se va, como dicen las Escrituras, pero ¡pobre de aquel que entrega al Hijo del Hombre! ¡Sería mejor para él no haber nacido!’ Judas, el que lo iba a entregar, le preguntó también: ‘¿Seré yo acaso, Maestro?’. Jesús respondió: ‘Tú lo has dicho’”.