Como agradable tiempo se espera la Semana Santa. Es en esta época donde quizás la ciudadanía se acerca más a Dios, en sus pensamientos y actitudes.La tregua política se impone, los sacrificios proliferan y los centros vacacionales logran su mayor ocupación.Sin embargo,  la mayoría del pueblo ignora la verdad detrás de estas costumbres, establecidas ya como una norma.Un día el hijo de Dios dejó a un lado su gloria, se encarnó como hombre para librarnos de vivir separados del Señor por la eternidad. No había salida alguna que no fuera que el único sin pecado derramara su sangre, llevando el castigo que nos correspondía a nosotros por haber desobedecido al Señor. Jesús logró cumplir el propósito, obtuvo la victoria, pudo decir,  “Consumado Es”.

Cristo pagó el precio para el perdón de la humanidad. Hizo posible la reconciliación del hombre con el Creador, para  luego volver a su gloria, al lado de Su Padre, constituyéndose en primicia de la Resurrección. En este año 2010 la llegada de la Semana Santa puede significar para tu vida la revelación de la verdad, única verdad capaz de asegurar tu estadía al partir de esta tierra. Decídete a obtener, minuto a minuto, los beneficios de seguridad, paz y gozo que trae a nuestras vidas el decir: Consumado Es, porque el entendimiento del gran sacrificio de amor que hizo Jesús por ti, te impulsa a  desear  que no se haga tu voluntad, sino la voluntad de Dios, minuto a minuto, en cada área de tu vida.

Conmemorar Semana Santa es tomar la decisión de morir a tus actitudes egoístas y erróneas, que nunca han aportado nada bueno a tu vida, así como Jesucristo murió en la cruz, para que puedas resucitar en una vida de relaciones de amor, de servicio y de entrega al prójimo. Es crucificar los deseos de satisfacción personal y de búsqueda del interés particular, para con diligencia buscar el bienestar de los demás. Dile al Señor que hoy quieres ver este tiempo…tu vida misma, a través de sus ojos y que anhelas que entre en tu corazón como el Dios vivo.Sólo así habrás entendido la  real significación de la muerte y resurrección de Jesús.