“¡Sembrando salud y educación!”

“¡Sembrando salud y educación!”

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El ambiente en las oficinas de la Fundación Rica está preparado para recibir de nuevo a Herminio y a su alter ego, recién operado, Píndaro… Un feliz director de la institución lo recibe a la puerta, acompañado de su ‘ejército’ de colaboradores, quienes rápidamente les encaminan hacia la salita de reuniones… En medio de ella galletitas, jugos y unas mentas que dan la hora –como dice Píndaro-…
“Como te decía hace unos días, Herminio, las organizaciones que reciben nuestro apoyo determinan sus necesidades y prioridades, y las devuelven a nosotros… Es el programa más estructurado, más amplio, de política de responsabilidad social que ninguna organización en el país haya puesto en práctica…”.
Mientras Herminio escucha atentamente, Píndaro hace uso de sus dedos y los va tocando sobre el tope de la mesa, como llevando un perfecto ritmo acorde a las valiosas expresiones de Wenceslao… “Nosotros hemos zonificado el país, con todos los directores médicos de los hospitales de cada una de las regiones… Por ejemplo, si tú le suples medicamentos al hospital de Azua, al hospital de Barahona, al de San Juan, al de Bani, nosotros programamos en ellos jornadas de orientación…Ellos nos proveen las garantías para que llegue efectivamente esta ayuda humanitaria y, luego, nos reenvían un reporte del destino de esa ayuda…”.
Como si alguien lo hubiera llamado, el intruso de Píndaro interrumpe y exclama: “¡Imagino que la Fundación se ha diversificado en Villa Altagracia también!”… “Tenemos 9 escuelas acompañadas en Villa Altagracia –es la rápida y certera respuesta-, con una matrícula de más de diez mil estudiantes hasta el octavo grado…Nuestra inversión es alta… Por diez años hemos tenido un acuerdo con Major League Baseball, donde cada año participan sobre doscientos veinte niños, en edades de 12 a 18 años, en tres categorías, 12 equipos… Precisamente, el inicio del torneo este año será el sábado 23 de marzo, dedicado a Winston Chilote Llenas… El año pasado se lo dedicamos a Federico Velázquez…”.
¿Y qué tanto beneficia eso? –exclama Píndaro, y cuestiona- ¿Acaso algunos de estos muchachos está en capacidad de ‘cruzar el charco?”… “¡Gracias a nuestro apoyo, de Villa Altagracia han salido ya diez jóvenes firmados para equipos de las grandes ligas! –responde un orgulloso director-… ¡Nosotros tomamos en consideración la presencia del Grupo Rica en localidades!”–concluye satisfecho-.
Herminio ha interrumpido la conversación para tomar una llamada que le han hecho a su celular, lo que es aprovechado por Píndaro para tomar el protagonismo frente a Wenceslao… “Yo le escuché hablar de una jeringa ahí, que ustedes le llaman ‘escuelas acompañadas’…¿Qué fuñenda es esa?” –le cuestiona, lo que recibe como respuesta: “Antes le llamaban‘apadrinamiento’ pero, cuando tú dices ‘apadrinar’ yo te doy algo… yo te llevo… yo te facilito… todas esas cosas pero, cuando hablamos de ‘escuela acompañada’, eso significa ‘estoy contigo’… tú tienes acciones y yo hago acciones… generamos la sinergia y, entre todos, logramos un objetivo común… Tenemos escuelas acompañadas en Barahona, en Villa Mella, en Villa Altagracia… Por ejemplo, ahora ya se está trabajando con la identificación de todos los jóvenes para el torneo de que te hablaba… cuando tú inicias con un grupo de 12 a 18 años el primer año, en el segundo año ya ese de 18 años no está… El de 17 pasa a ser de 18, el de 11 pasa a ser de 12, entonces…¿qué sucede?… Al tener nosotros escuelas acompañadas en Villa Altagracia identificamos, y es un requerimiento, de que por lo menos haya un cincuenta, un sesenta, un setenta por ciento de esos jóvenes que estén en las escuelas acompañadas por nosotros, para vincular la educación con el deporte y generar así acciones a través de charlas educativas, creando un nivel de compromiso en esos jóvenes…”.
Herminio, que ha finalizado de conversar desde su celular, se engrampa de nuevo en la conversación y agrega un nuevo ingrediente: “¿Y cómo influye la Fundación Rica en el área de salud, que tanto lo demanda a diario la población?”… La respuesta es inmediata… “En lo referente a la salud, tenemos un acuerdo con el Ministerio de Educación a través de la Dirección General de Bienestar Estudiantil…Todos los años hacemos jornadas médicas, previo un levantamiento… Por ejemplo, en Constanza… Ahí tenemos 9 escuelas acompañadas, con una matrícula de ocho o nueve mil estudiantes… Identificamos entonces la cantidad de profesionales de la salud que se deben llevar en salud visual, auditiva, bucal, charlas de higiene…Y, ¡manos a la obra!… En septiembre pasado estuvimos en Constanza, en noviembre en Barahona… Para este año, estimamos 4 o 5 jornadas más, porque las hemos hecho además en Villa Mella, en Villa Altagracia, en Cevicos con resultados que nos motivan a continuar beneficiando a la población…”.

“¿Y qué garantía de respuesta tienen ustedes de todo este esfuerzo?” –increpa Píndaro…

“Lo cierto es que nos ha dado muy buen resultado… Los niveles de respuestas de los estudiantes es maravillosa…, Si tú tienes un docente y ese docente no tiene la capacidad de medir situaciones de un estudiante en el proceso de enseñanza-aprendizaje, y ese estudiante tú identificas que tiene dificultades para leer de acuerdo al grado, y si agregas que el docente no tiene la identificación adecuada de la deficiencia en el discípulo,podría pensar que ese niño es inepto pues no sabe que se debe a un problema visual… Entonces actuamos…Hace unos tres años, en Constanza, estuvimos tres días y se hicieron 800 profilaxis…”.

“Píndaro –Exclama Herminio-, me toca echarme las gotas en el ojo para recuperarme más rápido de mi operación… Despídete de Wenceslao hasta dentro de quince días…¡Y no te sigas comiendo las mentas!”.

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