Semiología de la violencia barrial

Semiología de la violencia barrial

SALVADOR PÉREZ NÚÑEZ
La violencia desenfrenada que llevan a cabo los jóvenes de los barrios de la ciudad capital y en los pueblos del interior es el caldo de cultivo de todos los actos de delincuencia y crímenes que se cometen diariamente en el país, como el insólito acto de asesinar con saña a una persona para quitarles un simple teléfono celular.

La violencia no ocurre al azar en ningún sistema social. Esta tiene un motivo y una orientación, es un lenguaje que tiene sus propia semiología, y los signos estructurados que la componen, son entendidos muy bien por quienes comparten la violencia, que en estos casos son formas de respuestas ante el miedo existencial de ser joven en un mundo incomprendido, que los obliga a llevar una vida vacía sin sentido ni futuro.

El lingüista F. Saussure dice que «la lengua es un sistema de signos que expresan ideas. En tal sentido puede ser comparado con la escritura, el alfabeto de los sordomudos, los ritos simbólicos, las formas de cortesía, las señales militares. De esta manera se puede concebir una ciencia que estudie los signos en el seno de la vida social. Nosotros llamaremos semiología del griego Semeion. Ella nos enseñará en qué consisten los signos y cuáles son las leyes que los gobiernan».

La inversión de valores acompañados de un cambio de modelos, ha conducido a que los jóvenes actuales sean desenfadadamente violentos y practiquen conductas que no pudieron ser imaginadas por las generaciones anteriores.

La violencia se acompaña en muchos casos del consumo de sustancias prohibidas, lo cual está fuertemente ligado a los problemas sociales que se derivan de las familias disfuncionales, el abuso infantil, el desempleo y el bajo desarrollo económico y el crimen.

Los jóvenes actuales son una construcción fallida de la sociedad, la cual ha descuidado el uso adecuado de los profesionales de las conductas y de los trabajadores sociales que lidian con las complejidades de los males sociales, que se derivan de una sociedad que crece sin sentido y la familia se disgrega y deja de funcionar como tal.

El papel que juzgaron los clubes socio- culturales de los años 60-70, en los barrios donde estaban enclavados, fue determinante para que muchos jóvenes que pertenecieron al club, y otros que simplemente recibieron la influencia de éste, hoy sean profesionales y hombres de buen vivir.

El sistema educativo en el pasado permitía que los profesores de los diferentes niveles fueran modelos de conductas para sus alumnos y éstos terminaban siendo influenciados por ellos.

Los partidos de izquierda fueron un referente importante para que muchos jóvenes no cayeran en conductas de delincuencia, ya que éstos condenaban las desviaciones que ellos consideraban provenientes de los EUA, las cuales son exhibidas ahora sin ningún reparo.

Por último, la desintegración familiar ha llevado a los jóvenes a crecer sin estructura, y a tener una moral lasa, lo que lo ha llevado a perder el respecto por si mismo, lo que produce frustración y violencia.

C. Levi Straus se refiere en su libro «Antropologie Structurales» a la unión que se establece entre la estructura y los modelos. Él dice que «el principio fundamental es que la noción de estructura social no se refiere a la realidad empírica, sino a los modelos construidos de acuerdo con ésta, o sea, para conocer la estructura propia de un cierto tipo de fenómeno, hay que poder imaginar un modelo adecuado o eventualmente varios modelos; en el origen de tal procedimiento lo real es considerado como de los conocimientos y la elaboración de los modelos no es más que un medio privilegiado de expresar el conocimiento de lo real».

Cuando algo adquiere el valor de ser real es cuando eso mismo se vuelve un conocimiento, del cual no nos podemos desembarazar y nos atrapa. Es una conciencia de su existencia, la cual se hace nuestra.

Los modelos en la vida de los humanos tienen una importancia crucial. Modelamos de nuestros padres buenos y malos comportamientos, y de otras personas cercanas, así como de otras virtualmente también cercana como los actores y actrices de cine y personajes habituales de la televisión y otros medios.

Los cambios sociales han producido una diferencia paradigmática en los modelos del pasado y en los modelos actuales; por ejemplo en la generación del 1960 los modelos eran Fidel Castro, el Ché Guevara, Juan Marichal, Mickey Mantle, Patrice Lumumba, Mao Tse Tung, Johnny Ventura, los Beattles, Juan Bosch, Martín Luther King y muchos otros líderes de esos años.

En el tiempo actual los modelos para los jóvenes son desde luego los personajes que los representan.

Los jóvenes de los barrios pueden usar los signos estructurados de los modelos, los cuales ellos convierten en sus pertenencias. Se pueden vestir como ellos, pueden usar sus modas, sus aretes, sus tatuajes, imitar como caminan y hasta cómo hablan; pero lo difícil es imitar la riqueza y el boato de las que ellos carecen. Esto los impulsa a buscar esa riqueza fulgurante, mediante el robo en cualquier nivel, hasta llegar al tráfico de drogas en gran escala y el secuestro de personas para extorsionar por dinero.

La creación del programa Barrio Seguro por el gobierno actual ha tenido un efecto positivo en el control de la violencia que se deriva del tráfico de drogas y el consumo local en el barrio; pero hacen falta los trabajos de los psicólogos y los sociólogos que fueron preparados para bregar con estos problemas, para que sean integrados a programas sociales que trabajen con la familia y la comunidad. También que se incentive la creación de organizaciones juveniles como los clubes socio-culturales, los cuales jugaron un papel preponderante en las comunidades barriales en los años 60 y 70.

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