WASHINGTON. AFP. El Senado estadounidense inició ayer un arduo debate sobre el plan de reactivación económica del presidente Barack Obama, al que se opone la mayoría de legisladores republicanos por considerarlo lleno de gastos inútiles y de errores.
El plan está ahora estimado, al llegar al Senado, en unos US$888.000 millones, y es la principal herramienta con la que Obama espera poder reactivar la economía.
Pero la oposición, que votó unánimemente en contra en la Cámara de Representantes, está dispuesta a presentar su propio plan.
El paquete republicano estaría básicamente centrado en recortes de impuestos para los hogares, en recortes del gasto público y en estímulos para las pequeñas y medianas empresas, anunció ayer el ex candidato presidencial republicano, John McCain.
«Llegó el tiempo de sentarse y negociar realmente, algo que no hemos hecho hasta ahora», declaró McCain a la cadena CNN.
Obama ha pedido urgencia en repetidas ocasiones al Congreso para enfrentarse a la dura recesión, que se está cobrando decenas de miles de empleos cada semana.
En diciembre el consumo de los hogares cayó por sexto mes consecutivo, un 1% mensual, según cifras oficiales corregidas publicadas este lunes.
Los demócratas tienen una mayoría relativa en el Senado, con 58 escaños de 100 (un escaño pendiente de adjudicación), pero las reglas de la Cámara pueden permitir a la oposición retardar la aprobación mediante largos debates.
Los republicanos no pueden aparecer, sin embargo, como los culpables de un fracaso legislativo, consideran analistas, por eso activaron su propia alternativa, que en función de la voluntad del presidente Obama, podría acabar fundiéndose con su paquete inicial.
El plan demócrata se basa en recortes de impuestos, en una renovación del esquema de salud pública y en la renovación de infraestructuras.
La oposición critica que muchos de los proyectos que contiene el plan fueron elaborados a toda prisa, y que no podrán ser desembolsados antes de un mínimo de dos años, y que la salud pública no puede ser considerada reactivación económica.
«Sin duda, el paquete será fortalecido y cambiará de alguna forma a medida que avance el proceso, pero ya cumple con el objetivo inicial del presidente, que es ante todo crear puestos de trabajo», aseguró este lunes el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs.
Los republicanos se pronunciaron también contra una controvertida cláusula que prohibiría la compra de acero extranjero para los proyectos contenidos en el plan.
«No creo que sea necesario utilizar un proyecto temporario y específico para desatar guerras comerciales», declaró en rueda de prensa el jefe de la minoría republicana del Senado estadounidense, Mitch McConnell.
Pero Obama también maniobra para asegurarse el respaldo opositor. Un prominente senador republicano, Judd Gregg, podría ser nombrado secretario de Comercio esta semana, según confirmó una alta fuente oficial bajo anonimato en la Casa Blanca.
En contra
El líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, dejó ayer en claro que su partido se opone al plan de estímulo económico que promueve el presidente Barack Obama, por considerarlo costoso y poco eficaz.
McConnell convocó a una rueda de prensa unas horas antes de que el Senado comience a debatir el plan de estímulo, que en la versión de la Cámara Alta podría ascender a unos US$900.000 millones. Dijo que vemos incluso antes de votar s, un déficit de más de un billón para este año».
McConnell reconoció que los problemas de la moribunda economía son grandes y que se requiere una acción drástica para reanimarla, pero dijo que esto puede hacerse con menos recurso de lo propuesto.