Senado de EEUU condena tortura contra iraquíes

Senado de EEUU condena tortura contra iraquíes

WASHINGTON.- El Senado de Estados Unidos condenó el lunes por unanimidad las torturas a presos iraquíes cometidas por militares estadounidenses, presentó sus disculpas a las víctimas y realizará nuevas audiencias esta semana susceptibles de debilitar aún más al secretario de Defensa, Donald Rumsfeld.

«El Senado condena en los términos más duros posibles los actos innobles cometidos en la prisión de Abu Ghraib y se une el Presidente para expresar sus disculpas por las humillaciones sufridas por los prisioneros en Irak y sus familias», señala el texto que también reclama que los responsables sean castigados por la justicia.

Contrariamente a sus colegas demócratas, ningún senador de la mayoría republicana pidió abiertamente todavía la renuncia de Rumsfeld, aunque todos concuerden en responsabilizar a la jerarquía del Pentágono por el escándalo.

El Congreso de Estados Unidos se declara dispuesto a establecer todas las responsabilidades en el escándalo de los prisioneros iraquíes torturados y realizará nuevas audiencias esta semana susceptibles de debilitar aún más a Rumsfeld.

[b]Cruz Roja describe abusos[/b]

Militares estadounidenses eligieron a importantes funcionarios del derrocado régimen de Saddam Hussein para someterlos a abusos en prisiones de la coalición, tales como la incomunicación durante meses, según información obtenida por la prensa.

Los funcionarios iraquíes eran identificados sólo como «detenidos valiosos» en un informe confidencial del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).

El informe no especificó quiénes eran los detenidos, pero una fuente que analizó el documento con los funcionarios del CICR dijo a la AP que incluían a muchos de los iraquíes que integraban la lista de los 55 más buscados del Pentágono.

«Desde junio del 2003 más de un centenar de ‘detenidos valiosos’ han permanecido incomunicados durante casi 23 horas al día, en pequeñas celdas de cemento sin acceso a la luz del día», de acuerdo con el informe, que fue entregado a las fuerzas de la coalición en febrero.

«Su incomunicación continua durante varios meses después de su arresto constituyó una seria violación de las tercera y cuarta Convenciones de Ginebra», de acuerdo con un documento de 24 páginas, cuya autenticidad fue ratificada por el CICR luego de su publicación el lunes por el diario neoyorquino The Wall Street Journal.

Los funcionarios del CICR se negaron a efectuar comentarios sobre los contenidos del informe o a identificar a los prisioneros, pero el informante que habló con la AP a condición de mantener su nombre en el anonimato dijo que los iraquíes que permanecieron detenidos en el Aeropuerto Internacional de Bagdad estaban muchos de los más buscados que ya habían sido capturados.

No quedaba claro si Saddam Hussein estuvo allí, pero el CICR dijo que lo visitó en un centro de detención de la coalición en Irak el mes pasado.

«Este régimen de aislamiento total les vedaba cualquier contacto con otras personas, los privaba de su libertad, guardias, miembros de su familia (excepto a través de los mensajes de la Cruz Roja) y del resto del mundo exterior», dijo el informe.

«Incluso cónyuges o miembros de una misma familia estaban sujetos a este régimen», indicó.

La Cruz Roja internacional presenció el maltrato de prisioneros iraquíes por oficiales estadounidenses y supo por fuentes de la coalición que el 90 por ciento de los detenidos lo fueron por error, según el informe difundido el lunes.

El presidente estadounidense George W. Bush dijo que el maltrato era «el delito de unos pocos», pero el informe del Comité Internacional de la Cruz Roja respalda detalladamente la afirmación de la agencia neutral, de que el abuso de prisioneros era una práctica difundida y sistemática, «no una serie de actos individuales».

En la cárcel de Abu Ghraib, «delegados del CICR presenciaron directamente y documentaron una variedad de métodos empleados para obtener la colaboración de personas privadas de la libertad con sus interrogadores», dice el informe confidencial.

Los delegados vieron a los detenidos «totalmente desnudos en celdas de hormigón totalmente vacías y en la oscuridad total», dice el informe. «Al presenciar tales casos, el CICR interrumpió sus visitas y solicitó una explicación a las autoridades», dice el informe. «El oficial de inteligencia militar a cargo del interrogatorio explicó que la práctica era ‘parte del proceso»’.

Esto significaba aparentemente que los detenidos recibían gradualmente ropa, colchón, luz y otros objetos a cambio de su cooperación, añade.

Los delegados vieron quemaduras, magulladuras y otras lesiones que confirmaban las denuncias de los prisioneros, de haber sido maltratados durante la detención y los interrogatorios.

El documento dice que los abusos se cometían sobre todo durante los interrogatorios por la inteligencia militar, pero cesaban generalmente cuando el preso era trasladado a una cárcel convencional.

El informe cita abusos _algunos «equivalentes a la tortura»_ como encapuchamiento, golpes, humillación y amenazas de «ejecución inminente».

«Estos métodos de coerción física y psicológica eran utilizados por la inteligencia militar de manera sistemática para obtener confesiones y extraer información y otras formas de colaboración de personas detenidas en relación con presuntas violaciones a la seguridad o por poseer ‘valor informativo»’.

Según la agencia, las detenciones tendían a seguir un patrón.

«Las autoridades de detención irrumpían en las casas generalmente durante la noche, derribaban puertas, despertaban bruscamente a los habitantes, vociferaban órdenes, encerraban a la familia en una habitación bajo guardia mientras allanaban el resto de la casa y derribaban otras puertas, muebles y otros objetos», dice el informe.

«A veces detenían a todos los varones adultos, aunque fuesen ancianos, lisiados o enfermos», añade. «El tratamiento solía incluir empujones, insultos, apuntar a la gente con un arma, golpes de puño, puntapiés y culatazos».

Dice que oficiales de inteligencia militar de la coalición calcularon que «entre el 70 y el 90 por ciento de las personas privadas de libertad en Irak fueron detenidas por error. Atribuyeron la brutalidad de algunas detenciones a la falta de supervisión adecuada de las unidades de combate».

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