Washington (EFE).- El Senado de Estados Unidos aprobó hoy por 54 votos a favor y 45 en contra el acuerdo comercial con seis países de Centroamérica y la República Dominicana (CAFTA-DR). La iniciativa, que constituye un respaldo para la política de promoción de la democracia en la región enunciada por el presidente George W. Bush, deberá ser sometida ahora a votación en la Cámara de Representantes donde su aprobación se considera más difícil debido a la oposición demócrata.
El acuerdo con Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y la República Dominicana fue concertado hace un año, pero necesita de la aprobación del Congreso para entrar en vigencia.
Legisladores de los estados productores de azúcar han señalado que perjudicará a las industrias locales.
Este tratado «es importante porque en juego está el futuro de Centroamérica, sus dimensiones políticas y económicas y, por lo tanto, sus dimensiones de seguridad», dijo el senador John McCain, uno de sus principales promotores.
Según la Casa Blanca, el CAFTA-DR abrirá un mercado de 44 millones de consumidores a los productos estadounidenses y promoverá «la democracia, la seguridad y la prosperidad en una región del mundo que se caracterizó por la opresión y las dictaduras militares».
Sin embargo, muchos legisladores demócratas han señalado que sus disposiciones laborales son demasiado débiles y no resolverán los abusos de que son víctimas los trabajadores en la región.
Tras anunciarse la votación, el senador demócrata Harry Reid señaló que el acuerdo forma parte de una «política de comercio fallida basada en prioridades y valores equivocados» del presidente Bush.
El acuerdo «necesita de cláusulas que aseguren que los trabajadores de los países que lo integran no sufran abusos e intimidaciones y que serán tratados y pagados justamente», señaló en una declaración.
Reid agregó que el tratado «tendrá un impacto negativo no sólo para trabajadores de EEUU, particularmente para los hispanos, sino también para los de Centroamérica».
Antes de la aprobación el senador demócrata Edward Kennedy había afirmado que el tratado no es «ni libre ni justo» y que, en momentos en que EEUU sufre una pérdida de empleos por la competencia en el exterior, el Gobierno no debe negociar un convenio que no ofrece protecciones a los trabajadores.
El acuerdo «tampoco hace nada por mejorar los derechos laborales en los países del CAFTA. Sólo pide que hagan cumplir sus leyes vigentes pero no crea una comunidad de naciones donde se respeten la dignidad y los derechos básicos».
Pero la Oficina de Gestión y Presupuesto de la Casa Blanca ha reiterado que el CAFTA-DR, además de ser clave para la seguridad nacional, «fortalecerá nuestros vínculos económicos con nuestros vecinos democráticos, promoverá la oportunidad y prosperidad en EEUU y la región».