Senado y gobierno

Senado y gobierno

FRANCISCO ALVAREZ CASTELLANOS
Cada día que pasa estoy más impreciso en el siguiente punto: ¿Quién manda en esta nación, la Presidencia de la República o el Senado de la República, valga decir el Congreso Nacional? El Gobierno de Leonel Fernández está atado de pies y manos, principalmente por el Senado de la República, compuesto en su mayoría por personas que jamás han leído los reglamentos de su Cámara y que mucho menos saben de leyes. Miren por qué escribo esto. Si el Gobierno no accede  a ciertas imposiciones (porque no son peticiones) del Senado, el año que viene no habrá nuevo Presupuesto Nacional, y tendrá que manejárselas con el viejo, con el actual.

¿Y por qué? Primero, el Gobierno debe con valentía y patriotismo eliminar varas cosas. La principal de ellas son las tristemente famosas ONG (Organizaciones no Gubernamentales). Esos cientos (o miles) de millones) de pesos van a parar a manos de los legisladores, supuestamente para que realicen obras en “beneficio de sus comunidades”… no de sus bolsillos. Yo siempre he creído que las obras públicas son parte de los deberes de la Presidencia de la República, pero en este “paisaje” parece ser que cada senador es presidente de su provincia, con un montón de diputados como vice-presidentes. Y si alguno hace algo, casi siempre le pone su nombre por alguna parte, como si él fuera el responsable de esas obras.

Pero el Gobierno permite que las cosas sigan como siempre.

Y si el Gobierno se atreviera algún día en eliminar las ONG, se vería imposibilitado de hacer nada, porque por el Senado no pasaría un solo proyecto de ley enviado por la Presidencia de la República, aunque del mismo dependiera la salvación de la nación.

Segundo, los gobiernos dominicanos han demostrado ser incapaces de hacer cumplir la ley por varias razones. Primero, ¿Por qué no se cumple la ley que señala que los regidores de los ayuntamientos no gozan de ningún sueldo, que deben ser personas preparadas, honestas a carta cabal, honra de sus respectivos municipios? ¿Por qué un regidor de Santo Domingo gana unos RD$80,000.00 mensuales, además de otras prerrogativas increíbles, como por ejemplo la más reciente de ellas, la expedición de pasaportes oficiales para todo el que se “cantee con un dinero largo”, aunque tenga que convertirse en polígamo?

Tercero, ¿por qué los legisladores (y muchos que no lo son) disfrutan del fabuloso privilegio de importar cada cuatro años dos, DOS, automóviles de gran lujo, en una nación que cada día es más “fallida”?

Cuarto, ¿por qué aquí solo se habla de macroeconomía, importándole un pito al Gobierno la microeconomía, siendo el mejor ejemplo de lo primero el fiscal adjunto de Higüey, quien acaba de  declarar paladinamente ser poseedor de una fortuna de RD$9O,825.000.00, centavos menos, centavos más y esta es la hora (7.35 de la mañana del siete de octubre del 2005) que no sé si se ha hecho una investigación a fondo para conocer el origen de tan fabulosa fortuna?

Quinto, ¿por qué el Gobierno se ha opuesto tajantemente a que personas que recibieron  millones de pesos del “vice-capo” Quirino, que lo adularon y permitieran  que este “lugar” se convirtiera en lo que es hoy, no un “puente” de drogas, sino un territorio donde se consume drogas por toneladas, por qué, repito, el Gobierno se opone a que esas personas sean cuando menos interrogadas por la Justicia?

Pueden ustedes estar seguros de que si en Impuestos Internos se investigara a fondo cuánto tenía un montón de gentes en el 1996 y cuánto tiene ahora, en el 2005, además de cuánto han pagado por impuestos en esos ocho años, muchos fueran los que estuvieran hoy en Najayo.

Sexto, ¿por qué el Presidente de la República, el Ministerio Público y la Justicia no terminan con el juicio del PEME, y que hoy los acusados de eso no solo estén en libertad, sino que los principales gozan de cargos tan importantes que no hay quien se meta con ellos?

Finalmente, cada día estoy más claro en que esta nación necesita alguien que, primero, haga cumplir cabalmente las leyes y, segundo, que el que no las cumpla reciba su merecido.       

Dicho en otras palabras… ¡leyes o leña! Escojamos, pues.

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