Hoy 
POR PEDRO GERMOSEN
El bloque de senadores del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) denunció ayer una trama para despojar al Estado de su patrimonio accionario en las empresas que fueron reformadas mediante la Ley 141-97.
Al ofrecer la información, el portavoz reformista, Adriano Sánchez Roa advirtió que cualquier movimiento en la composición del capital de esas sociedades debe ser aprobado por el Congreso Nacional.
El representante de Elías Piña rechazó de esta manera las supuestas pretensiones de la sociedad que administra a Molinos del Ozama de adquirir el 50 por ciento de las acciones de la empresa que son propiedad del Estado, bajo el alegato de que dicha firma requiere de algunas inversiones para competir en los mercados extranjeros.
Sánchez Roa expresó que el Estado no debe obtemperar ante esas pretensiones de Molinos del Ozama, en razón del carácter monopólico de la misma y por el peligro que implica el control absoluto de la empresa en la producción de un bien que es vital en la alimentación de la población.
Señaló que la empresa ha logrado ganancias enormes en los años que tiene operando la reforma, sin que haya satisfecho los propósitos que dieron origen a la capitalización como fueron la creación de empleos y la reducción en el precio de venta de la harina.
Dijo que con la oferta de Molinos del Ozama se reedita el patrón tradicionalmente usado por muchos empresarios dominicanos, que bajo este mecanismo han terminado apropiándose del cien por ciento de empresas estatales, en perjuicio de los pobres y la clase media.
Expresó que ha sido norma consuetudinaria la costumbre de debilitar la posición del Estado en las empresas cogestionadas, como una formula de comprar el patrimonio público a precio de vaca muerta y, de ese modo, controlar un bien con los propios beneficios que generan las empresas, sin hacer ningún aporte físico de capital.
El vocero de los senadores reformistas indicó que la inversión que requiere la empresa no es tan enorme para que el Estado no pueda realizarla.
Manifestó que la supuesta falta de recursos constituye un eufemismo que lo que procura es la entrega de esa riqueza al dominio privado, sin tomar en consideración los trastornos que pueda ocasionar a los consumidores finales.
